27 de octubre de 2015

Catalunya

Hace más de tres años que escribí este poema y hoy me parece un día más que apropiado para ponerlo. Una lástima la pretensión de desconexión de unos pueblos que han estado tanto tiempo juntos, pero en caso de producirse el mejor de los deseos para ambos... los pueblos y las personas que los integran son lo más importante, al resto de etiquetas es mejor no hacerles mucho caso.

Lluna s'ens allunya Catalunya


El país, mi país se va a derrumbar, en serio, es así; es una época chunga
Esta que nos toca vivir; mi patria se desmiembra: la lluna
Ya no será luna y viceversa, y aunque me jode, lo entiendo
Lo he racionalizado; Y les deseo lo mejor, no hay ofensa
Si es lo que realmente sienten, no creo que ya haya apaño o remiendo
Y que a mí me resulte triste, desgarrador, una perdida inmensa
Comprendo que es mi tara, mi herida, mi sentir, mi problema
No se le puede obligar a nadie a sentir, es lo mágico, lo especial
Lo particular, lo puñetero del ser humano y su divagar, y su trasegar
Si la novia te deja, mírate a ti mismo dentro mientras se aleja
Algo habrás hecho mal, algo dejaste pudrir, algo en ti apesta
Se va gran parte de nuestra identidad, de la meva identitat
Y nuestra historia, mis héroes, mi cultura no tendrán esa continuidad
Ese seny, ese contrapunto: Moix, Caballé, Miró, Dalí, Navarro, Gasol, Estopa, Xavi, Donés, Serrat…
Los nuevos genios que salgan, ya no serán como estos, de los míos, ni siquiera familia lejana
Las familias se disgustan, se pelean, se rompen, se parten, se encizañan y separan
Tampoco es un drama, con el tiempo cada cual se reubica en su lugar
En coordenadas más frías y yermas ya lo adelanto; sí, tendiendo hacia lo polar; no pasa nada, es lo normal
Y yo quisiera tender puentes, sí, de amor, de cariño; eso es lo único que mantiene a los pueblos unidos
De conjunción, de creencia, de fe en un proyecto común ¡Qué difícil es construir en este nuevo siglo!
Será que todo está ya inventado y tenemos que desinventarlo; será que al ternero, al cabritillo
Se le vende mejor despiezado, será que hay corruptelas e intereses creados que a uno le superan
Mas sería de necio no admitir lo que otra lengua en cuanto a propia cultura y nación representa
Y ruin arremeter contra la gente sencilla, buena y honesta que se manifiesta
Como se siente, defendiendo su crianza, su tradición… aunque ello suponga al final
Cierta xenofobia y mucha intransigencia de la dura; me duele mi España linda, generosa, soleá, salá
Y su alma agonizante atada a su corazón aún helado; Se romperá pronto, lo sé, el frágil cristal no resistirá
Demasiadas rajas, demasiado tiempo sin poner cura; y si lográsemos una unión sincera, fraterna
Seriamos la reostia; cuando se cierran filas y hay unidad no hay empresa
Imposible; creo firmemente que juntos somos mejores, más grandes y temibles
Y que nos complementamos como nadie… y que como fuimos, volveríamos a ser irreductibles
Con guerras de guerrillas, sometents, maquis o un dominio marítimo imbatible
Con modernismo, vanguardia, digna cutrez, gastronomía puntera, deportistas y demás intangibles
Mas qué argüir, qué esgrimir o rebatir cuando no lo hiciste en su momento
Si cuando los tuyos pudieron no les interesó y ahora sólo blasfeman a destiempo
Y a hechos consumados, el enamorado está enamorado, y el cabal razonamiento
Frente al sentimiento romántico no es más que un inapreciable eco venido desde lejos
Retrasado, deformado… Si no cuidaste la educación y la cediste a quien desune ¡Gobiernos
De pandereta, gobiernos de chanchulleros…! pues el valle te lo agrandan y van haciendo
Hasta que el eco que llega es desespero y se escucha cada vez peor y, adrede, más ajeno
Sí ¿Y ahora? Desearía que no, pero parece, sí, demasiado lejos


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Una abraçada a tothom, Un abrazo a tós... En la próxima seguiré con Pol Pol el deshauciado que creo que se ha quedao interesante, ¿no? o cómo lo veis. Sed mu felices que lo importante es que hagamos cosas que nos gusten o al menos que nos resulten edificantes y que el tiempo libre del que disponemos lo pasemos con personas a las que queremos y apreciamos, no lo que ponga o vaya a poner en nuestro pasaporte... Adéu ciao xikets

6 de enero de 2015

Hombre del Poncho XII, parte a... se aproxima el desenlace y feliz año dormilquinseeeeee

Bueeee, hace millones de trillones de quintillones que no me paso ni escribo una miajá por aquí, será porque he tenido un periodo de vida muuuu muuuu felisssss y ajetreaoooo, eso tb, y no he teníooo tiempo ni demasiássss ganas de escribirrrrr por escribirrrr, sino de vivirrrrrrr, ouuu yeahhhhh :) :)

Manke conste k no me he olvidao de ustedes y aquí usus traigo una nueva entrega, que ya va uniendo toas las piezas del puzleeee y creando intriga brutal pal truculento a la par k conmovedor y conmocionante desenlace final.

En fin, deseandoos de antemano que esté 2015 os resulte chachiii pistachiii del tó.... Ahí vaaa

HOMBRE DEL PONCHO XII.a) sangre, sangre, mucha sangre

Sangre con sabor a hierro. Putos glóbulos rojos en estúpida y vertiginosa deserción. Masiva, suicida. Los irregulares dientes, las podridas encías, la lengua, la babilla, las comisuras de los labios, los extremos de la barbilla ¡mierda! Que escándalo de escarlata se exhibe cuando a alguien, sin preaviso alguno, se le empieza a escapar la vida. Todo había salido tan bien de inicio y, de repente, un disparo feroz, rotundo, limpio, había atravesado uno de sus pulmones. Charly notó la extraña sacudida de su dueño y de inmediato, a causa del impetuoso tirón de riendas, se alzaron sus patas delanteras en violento y oblicuo escorzo rampante. Casi vuelca pero a tiempo acertó a templar el nervio, elevó la grupa y estiró sus pezuñas en abrupto aterrizaje. Después, miedo, pavor, pánico recorriendo de punta a punta su alazano y musculado lomo.

Pol siente que en su interior algo ha estallado. Algún resorte ha saltado y aquel mecanismo tan fiable de dos minutos antes apenas responde. Los muslos, las piernas y los parpados le pesan, es como si le hubieran dado de un solo golpe la madre de todas las palizas jamás merecida. Escupe una y otra vez mestiza sangre a medio coagular, mas el brotar de aquel caliente ectoplasma no atiende a achiques y persiste con el encharque. Tiene ganas de desconectar, cada trote supone aullidos, alaridos incontenibles de dolor para sus riñones, mas se autoconvence que ha de mantener la consciencia como último recurso al que agarrarse, al que aferrarse.

Charly siente que un caballo de negro pelaje les pisa los talones. Un rifle con cartuchos de gran calibre estalla de poco en poco dramatizando su frenética cabalgadura. Incluso para alguien como él, que no es ni mucho menos un rutilante estratega, la situación no ofrece demasiadas alternativas para sobrevivir. Han de huir. Deben correr como si el despiadado demonio les persiguiese para robarles el alma y condenarlos de una vez por todas al fuego eterno que cualquier pareja de bandoleros de pro merece.

Pronto corrió como la pólvora la noticia de que Jack alias “mala cabra” Brackston, hermano de John, el jefe de la banda de bandoleros más temida y numerosa del sudoeste americano, había sido asesinado por un humilde ranchero del condado agrícola de Wendell. La amenaza de destruir la endeble y tensa paz de aquellas desamparadas y aún incívicas tierras desató una enorme inquietud y pavor entre diferentes comunidades y gentes de bien. Las posibles represalias que el hermano del muerto iría a cobrarse eran inimaginables. Abominables y sañudas, en cualquier caso. Los aldeanos, aterrorizados, deliraban incluso con una apocalíptica venida desde los infiernos. Y ya puestos, especulaban con un morbo innecesario el cómo arremetería aquella caterva de criminales contra los diferentes pueblos. En tales macabros y fantasiosos relatos, John Brackston “el demonio reencarnado”, espeluznante adalid emergido del Averno, se aparecía en una noche oscura, sin luna ni estrellas, a lomos de la imponente versión de un esqueleto equino, a su vez, secundado de cerca por un centenar de cadavéricos y nauseabundos jinetes, todos ellos esplendidos por infaustas llamas de alargado y siniestro resplandor. Y así, entre interminables sonidos de cañonazos y bramidos provenientes de ultratumba perpetrarían una escabechina en la cual nada ni nadie escaparía de aquella rabiosa venganza, de aquella iracunda maldad.

Pol Pol estaba, lógicamente, preocupado. Las diferentes autoridades de ambos condados limítrofes se habían desplazado a hacer sus averiguaciones sobre el caso y una vez efectuadas las consecuentes comprobaciones le habían instado perentoriamente a “coger a su mujer embarazada, empaquetar sus escasas pertenencias e irse hacia el este sin mirar atrás”. Cómo podían aconsejarle con semejante aplomo la cobardía. A él, que era americano, nacido a escasas millas de allí, criado como un lobezno salvaje por una loba voluntariosa en aquel terreno arenisco de matorral y espino. A él, que había ido bregado contra las adversidades en tierras extrañas y había vuelto para labrarse el futuro con el sudor de su frente ¿cómo?¿cómo osaban? Gallinas, asustadizos necios de poca implicación, de poca determinación, carácter y fe. Porque sí, porque él creía en su país, en que todo estaba progresando, y en él como granito de arena más en ese progreso, en ese avance de la civilización contra la barbarie y el caos. Cuán inocente, ingenuo y equivocado le resultarían hoy sus convicciones primigenias.

John Brackston era un hijoputa sin apenas sentimientos, sin vinculación o apego alguno con la piedad o los remordimientos, la noticia de la muerte de su hermano mayor en cierto modo le produjo alivio. Incluso, para ser más exactos, bienestar. Ya no tendría que preocuparse por aquel grillao degenerao que se la pasaba violando niñitas de 11 o 12 añitos sin siquiera cerebro para escabullirse disimuladamente una vez culminada tal perversión.

De la familia de 7 hermanos, tras la miseria y la orfandad absoluta, sólo habían quedado 4, tres chicos y una chica… dentones, orejones, con los ojillos oscuros y juntos como ratones de campo, grotescos todos, endemoniadamente feos como jerbos famélicamente encabronaos. Al menos, gracias a su extrema crueldad, los dos varones rápidamente se pusieron a sus órdenes. Joey, el pequeño, tras una rebeldía inicial, le rendía total pleitesía, admiración y subordinación. Un desarrapado extrañamente aplicado que aparte poseía unas manos hábiles y veloces como pocas. Pero Jack, el rudo, bruto y testarudo Jack, aludiendo a su condición de hermano mayor jamás acabo de plegarse del todo ante su hermano, ya que a su natural desviación le unía un díscolo temperamento de mierda incompatible con la lealtad y la sumisión absoluta. Por ello, John le tenía que escarmentar de vez en cuando con trabajos forzosos y tareas manifiestamente humillantes. A lo cual Jack respondía pasado un tiempo prudencial de arrepentimiento y buenas intenciones con otra impensada y temeraria escapadita de los suyas, de la cual, si resultaba infortunada, eran John o Joey quienes tenían que sacarle vez por vez las castañas del fuego, dependiendo, claro está, quien se hallase más cerca de los barrotes que nuevamente contenían a ese hermano suyo cuya profesión primordial radicaba en ser un tarambana tocapelotas de cuidado.

Sin embargo, a pesar de este desdén hacia la figura recientemente fallecida de Jack, que ninguna persona se lleve a equívocos, nadie podía matar a su hermano y salirse de rositas, a no ser, claro, que él mismo o Joey hubiesen sido, finalmente y por puro hartazgo, los autores materiales de semejante acto. La tabla de la ley de aquella organización de criminales era tajante, y el sostenimiento de la hermandad, prestigio y cohesión interna de la banda requería, sin excepción, que quien atentase contra uno de los suyos fuera gestionando también un sobrio epitafio para su propia lápida.

Aquella era una mañana corriente de un invierno algo entradito en días, unas primeras horas empañadas y frías a dos semanas vista para la siembra del tabaco. El ambiente en la hacienda, sin paños calientes, era tenso, de una calma chicha desconcertante. Los rumores revanchistas de los Brackston pendían como una espada de Damocles sobre todos y cada uno de los quinteros, jornaleros o simples empleados de la finca. Pol Pol llevaba un par de semanas saliendo antes del alba a inspeccionar los lindes de cabo a rabo y volvía ya amanecido con el gesto torcido, a proseguir con las labores propias de cualquier granja.

A las 8 de la mañana, como un batallón de desertores y violadores provenientes de una guerra sin sentido ni honor, un primer grupo de siete mugrientos y sanguinarios maleantes comandados por Joey “cara partida” se presentó en la finca familiar de los padres de Pol. La leve lluvia había convertido el camino en un superfluo lodazal. Los caballos con sus pezuñas y su pelaje salpicado en pestilente cieno se detuvieron frente a la valla de la casa principal y empezaron a relinchar, a jadear, a alzarse a dos patas… El administrador, Hoffman, un descendiente directo de galeses poco dados al dialogo o la diplomacia, salió a recibirlos, rifle en ristre. El individuo bajito y dedicado que había sustituido haría tres años a su padre en el cuidado agrícola de la finca con un éxito notable tanto en mejoras técnicas como organizativas, se aproximó a ellos con garbo amenazante y paso firme.

Buenos días ¿qué diablos se les ofrece?- vociferó con el coraje que se le presupone a su sangre, ahuyentando hasta el subconsciente el incipiente frío y el tremendo miedo que siete alimañas forasteras de semejante calibre y armamentística producían en cualquier hombre solo.

Seis balas atravesaron de inmediato su algo arrugada piel. El estruendo fue brutal, el desesperado grito de dolor breve. Los cuajos de sangre se formaron a marchas forzadas, pintando de macabra ya de buen inicio el brusco empiece de aquella escena.

Joey que contemplaba la ejecución en calma, impertérrito, esperó al impactar del ridículo cadáver del administrador contra el barro para acariciarse, sardónico, la cicatriz que recorría prácticamente la totalidad del lateral izquierdo de su horrible cara de mangosta. Aquella marca, recuerdo temprano, imberbe, de cómo se las gastaba John con aquellos que por descuido o ineptitud le fallaban, le ungía de una presencia imponente, atroz.

Pronto, un carrusel de balas empezó a agujerear, a retumbar contra las estructuras del caserón familiar. De hecho, a la segunda ráfaga de tiros, todos los que habitaban en aquel momento el primer piso habían sido abatidos. Los padres de Pol, la única sirvienta, los dos hijos, la mujer y la madre de Hoffman habían resultado heridos de muerte sin siquiera haber visualizado el desalmado y miserable rostro de sus verdugos.


Ron y la hermanita pequeña de los Pol, Claire, que eran los únicos ya que ocupaban estancias del segundo piso, aterrados, se acularon por puro instinto detrás de sus camas ante los primeros estruendos. En cuanto cesó el tiroteo, Ron corrió a la habitación de Claire. Claire pálida y rubia como un doblón español extraído del Dorado, lloraba desconsolada bajo la cama. Sus ojos verdes esmeralda apenas brillaban ante los destrozos, las astillas de madera y el polvo circundante. Ron, raudo, enjugó las lágrimas de su hermanita y la apurruñó contra su costado.

- Escúchame Claire, vamos a salir de está pero tienes que hacer lo que te diga, no pensar en papá ni mamá y agarrarte a mí como una garrapata- susurró Ron a los ojos hinchados, amoratados y acuosos de su hermanita con un valor y una convicción fuera de toda lógica. Claire asintió por asentir y atenazó con toda la fuerza de la que era capaz la temblorosa mano de su hermano.

En plena tregua de comprobación de enemigos vivos, muertos o heridos, Ron y su hermanita se desplazaron a la antigua pieza de Mike. Ron precisaba de algunas respuestas para poder escapar de aquella masacre. Una vez allí, bordearon la cama intacta in memorian de su hermanito y mirando con el rabillo del ojo a través de uno de los vidrios secundarios de la ventana principal, Ron, al fin, pudo divisar y medio distinguir a los tipos de la entrada. Y en un visto y no visto, gracias al pañuelo rojo de los cuatro de la cuadrilla ahí apostados y a la cicatriz del más adelantado hizo un análisis y evaluación de la situación más que acertado ¡los Brackston! ¡Joey! ¡joder! ¡papá! ¡mamá! ¡Suzy! ¡los Hoffman! ¡mierda! ¡hijos de puta! ¡malditos hijos de puta! Los tres jinetes de las tres monturas descabalgadas no tardarían en encontrarles si no se movían. He de avisar a Pol. Fijo que ellos serán los siguientes. Con tal, si seguimos aquí, así, desarmados, indefensos, estamos muertos.


CONTINUARÁ

En fin xiketos y xiketas, espero haberos dejao impresionaos y con mushas ganas de que es lo que va a pasar y ya pasó, trankilos está tó en mi mente demente y en dos, tres entregas (k pueen tardar la tira o ná, nunca se sabe conmigo) Pol Pol estará finiquitao.... Bueee con estó y un roscón de reyes ahí ha quedao mi regalo de reyes, espero k os haigaaaa gustaoooo.

PD: Perdón k haiga tenío en vilo, sin nueva entrega tanto tiempo y espero k tó os vaya chupilirindiiiiii y k no haigais engordidooo demasiaoooo en navidades, k eso está mu feooo, k dsps la pobre Tierra os tiene que aguantar y ya bastantes disgustos, poluciones y calentamientos de tarro y de otro tipo le damosssss.... así que alé, tós a comer verduritasss a cascoporro, hacerlo por ella k es azul y nitrogenada :P XD

29 de enero de 2014

Dos años van...

Ná, al pie del cañón... mejor, si anduvieras x akí

OTRA

Aún se te echa en falta
No creas, tanto o más, se ha agrandado
La brecha, este dolor ardiente en mi alma
Aún bramo algunas noches intentando
Regresarte de allá dónde coño marchaste
Dos años, apenas nada, no es bastante
Nunca lo será. Si hoy soy quien soy, mejor
Te debo lo indecible a ti, mas el perdón
Redentor hacia la parca, no lo hay, falló
Y no cejo en la ojeriza ni el resquemor
Se la guardo bien adentro ¡maldición!
Y mira que sé que tengo las de perder
Contra semejante cabrona sin carne ni piel
Mas no había motivo ni razón
Pa' arrancarte de este mundito ramplón
Tercero en su orbitaje a contar desde el sol
Nimio, insignificante en comparación
A tantos astros que rondan, deambulan
O malviven por este universo fraguado por las dudas
De si se expande o contrae, de si es plano o abusa
De curvas, poliedros e hipotenusas en 3d
Yo a ti te querría aquí, codo con codo, palma y envés
Forjando como solías relieve sobre mi planicie gris
Mi amigo, mi aliado de correrías y filosofías de vodevil
Tú con tu tónica de pijín, yo con mi lemon-gin
A cuántas no encaramos, cuántos fiascos
Escasos éxitos, mas ay cómo los disfrutamos
Cuántas risas, cuántos parlamentos templados
Conversaciones hondas, con poso y significado
Y ese aprecio ulterior al respeto: el cariño de hermanos
Yo a veces me disperso, vuelvo al pasado y quedo tan a contramano
Del aquí, sé que no es lo que querrías, tú que luchaste tanto
Que amabas con ese ahínco tan tierno esta vida que se te escapaba
Entre tus dedos de guitarrista cándido y monta jaranas
Me dabas el contrapunto, y ahora, ahora nada
Algo se pierde por siempre, se estropea, se apaga
Cuando un amigo del alma se te va, y la mirada
De uno ya no es cristalina, no es clara
Tiene un matiz acre, un cariz a llaga
Perenne de la que no hay cura, sólo acomode
Otro año más, y aún es tan jodido el informe
De daños… lo siento, no debiera atascarme
En añorarte, me tacharías de cobarde
De pusilánime con excusas de botarate
Te enfadarías conmigo por no aprovechar
De esta agridulce realidad sus parabienes y bondades
Sus amaneceres inolvidables, sus anocheceres intrigantes
Ya ves, quisiera telefonearte y que me pusieras en mi lugar
Como tantas veces antes, sé que es una necedad
Me aportabas tal dosis de equilibrio, nos la pasábamos genial
Aprendiendo erasmeño alicantino, brasilero, bastante alemán
Mancillando darbukas, Bailando mal no, fatal
Y tal vez sea que soy un egoísta animal
Que no te deja trascender en paz
Mas ahí está, sin trampa ni cartón, mi necesidad
De recordarte, de recordarnos, de recordar
Cuanto de bien sembraste en este lamedal
Cuanto de especial puede resultar una amistad
De verdad… mundana, humana, mortal
Pero, aun así y todo, imposible de finiquitar

FIN

5 de diciembre de 2013

De hablar en plata

Ohaiiooooo, k tal xiketes espero k tó genial. Yo no me kejo de ná, tó va como debe ser, uséase mu, muuu contento e ilusionado, y me estoy esforzando pork culmine asin de bien también. En fin, lo único que me trae de cabeza un poco últimamente es la ley esta nueva de seguridad ciudadana, me indigna, o sea, lo mucho k se protegen el culo los políticos a sí mismos. Ven que la ciudadanía está hasta al moño de sus desfalcos, corruptelas y contubernios y en vez de endurecer las penas para con los corruptos y fomentar la transparencia, se meten en su burbuja de oro y de impunidad jurídico-policial y que a la gente, al pueblo les den, y alé que se pueda multar y meter en la cárcel casi por cualquier protesta o molestia k se articule en su contra. Panda de cabrones… kienes se creen, están ahí representándonos a todos, no son una raza aparte, a ver cuándo se enteran la élites podridras, perdón, políticas de este país k se deben al pueblo y k les financiamos nosotros… a ver cuándo empiezan a comportarse como eso, como servidores del pueblo, y si no k se vayan a sus casas a hacer sus chanchullos cn kien kieran pero sin el amparo de la institución de turno ni la financiación gratuita de los dineros públicos, joeerrr… en fin, k me enervo. Bueno, al final como sigan así ya verán, ya verán… Estaba releyendo recién a Ortega y Gasset y llamo la atención sobre algo en lo ke estoy totalmente de acuerdo y a lo k como sigan así nos abocarán a las nuevas generaciones en no mucho: “yo siento mucho no coincidir con el pacifismo contemporáneo en su antipatía hacia la fuerza; sin ella no habría habido nada de lo que más nos importa en el pasado, y si la excluimos del porvenir sólo podremos imaginar una humanidad caótica. Pero también es cierto que con sólo la fuerza no se ha hecho nunca cosa que merezca la pena” En fin, que debe haber una ideología renovadora pero no basta con salir a la calle pacíficamente, si se va, visto cómo se están poniendo ellos la venda antes de la herida, habrá que ir dispuestos a tó.

Bueno, hoy kería ser claro, kreo k sólo hay dos o tres post más en los k hablo clarinete de estas cosas, de normal (incluido hoy), soy feliz, superfluo y tal pero a veces también me apetece cagarme en tó, y especialmente desde el convencimiento k se podría hacer diferente y que entre todos (o un número importante de personas bien organizadas y con principios sociales y morales inquebrantables) hay cosas k sí k se pueden cambiar para mejor…

Hoy mi perleta, también tieee mensaje… en fin, si conocéis a gentecilla de esa que se las da de cosas (ya sea victimismo o fanfarronería) demasiado a menudo, k miente y además siempre intenta kedar por encima de uno, alejarosss, dejar k siga su camino, no os enredéis en su maraña de petulancias o lloriqueos, vosotros seguid a lo vuestro, y alejaros de ellos, y ná, k les vaya bonito por su caminito y uno a dedicar su preciado y escaso tiempito en este mundo con la gente k realmente le importa/interesa o quiere, sin acritud ninguna, con convicción y alegría de seguir pa’ delante, hay trenes k no son pa’ uno (nunca lo fueron) y, es más, está bien k no sean pa’ uno.

OTRA

La vida no empieza ni se acaba en ti o en mí
La vida continua, y regala abejas y colibrís
Recolectando néctar, volando de aquí pa' allí
Compartiendo la flotante belleza del sobrevivir
Con todos, con aquellos a los que les da por ahí
Y hoy, por ser hoy, les apetece sonreír
Te estoy realmente agradecido
Ni te imaginas cuanto, un muchito
Diminutivo y bonito como tú, bollito
Estaba perdido, triste, dolido, herido…
Y tú te empeñaste en desenterrar mi latido
Y viniste a balancearte por entre mis huesos
Secos, sedientos, áridos como yacimientos
Espoliados del antiguo Egipto, no quiero
Que me malinterpretes, eres un descubrimiento
De los que quitan el hipo y fomentan el mercado negro
Mas a mí, que andaba moribundo por el desierto
Ya no me interesaba tan fabuloso hallazgo
Sólo salir de allí, vivito y coleando
Y si no te apetezco más, pues algo
Inventaremos, gracias a ti, sé, al fin, que estoy fuera
Que me gusta mi facha y la música que hoy suena
Los vientos soplan alisios, templados, sin penas
Que transportar de este ex-melancólico mar al cantábrico
Aquel mal hizo chas y cicatrizó, fuiste polvos mágicos
No eres mi chica de the temptations, no soy tu chico
Ya lo sabía de antes, soy un tontito bastante listo
Que te lo avisaba ya cuando comenzaste con el desatino
De mirarme con cariño y creíste creer que era buen partido
Ahora el juego ha terminado, las fichas del tablero han caído
Y se han roto, habrá que pasar a otra cosa, fueron buenos ratos
Tu cuerpecito sobre el mío, mi dejadez y tu calorcito
No sé si es por el modo o por el tacto
Tampoco a cuantos más habrás abrigado y mimado
Pero te lo aseguro, nena, eres una horneadora de afortunados
Y mira que afirmo, probo, que no me importas un carajo
Mas me gustaría retozar contigo una única vez más, tanto…
Mas no sería justo para contigo, para con el karma
De los que harás felices y desdichados ¡calma muchacha!
Que no cunda la alarma, voy a desvelar al fin la trama
Una pizca canalla para contigo, mas más honesta que mala
No me pareces un amor ni siquiera buena gente
No voy a ser hipócrita, tienes tus razones y eres consecuente
Te construyes tus mentiras, tus excusas y te las crees
Yo no soy quien para juzgar, no hice bien las cosas muchas veces
Aunque ahora, en los últimos años, si se me permite ser sincero
Sí, sí que me considero un buenazo de estos imperecederos
De estos que dan su mano y no hay doblez, sólo buenos deseos
Y confianza en el prójimo, y fe, toneladas de fe en esto y aquello
No me lo tomes a mal, pues estoy convencido
Que puede haber sido circunstancial, un periodo inaudito
Dentro de un extenso divagar de excelso y piadoso bollito
Además, seas como seas en el presente, futuro o infinito
Pa' mí resultaste un milagrito
Tras el cual atiné a reemprender mi caminito
Y sí, ya que me traes y te traigo sin cuidado, te lo confirmo
Estoy enamorado, terriblemente enamorado, bollito
De una linda mujercita que sí que me hace brincar el corazón
Tiene cabellos dorados y aún cree que el mundo puede ser mejor
Y trata de contribuir con su granito de arena, y a base de valor
E ímpetu hasta a mí me hace dudar y pensar que pueda llevar razón
Y me habla y sonríe entre dientes, y de mí está tan pendiente
La he invitado a salir recién, y radiante ha dicho que sí, que quiere
Y ya veremos este viernes; le he apretado la mano suavemente
Al despedirnos y nos hemos sonrojado como chicuelos
Y no sé cómo irá, mas me ha atravesado un buen pálpito al respecto
Será por mi deambular soleao, apollardao… demasiado contento
O que por primera vez en meses me he olvidao del miedo
Y quiero escapar, escalar… subirme a ese maldito cohete de nuevo
Y allá arriba, desde los cielos, acelerar hacia su encuentro
Con mi insignificancia intacta y mi vulnerabilidad a cero
Dispuesta a ser pisoteada y quedar por los suelos, será un feliz reto
Si logro coaligar sus labios con los míos en un modesto beso
Un beso de idiotas enamorados, de soñadores insurrectos
O, al menos, eso espero: un beso de esos
Que hace mucho, muchísimo, que no pruebo

FIN

Hoy k he sio un pesaooo y un cicatero de campeonato me despido ya en otra onda: felices navidades!!!! k tengáis muchísimos días divertidos y haciendo lo k más os apetezca y con la compañía predilecta de cá uno, además recibid al nuevo año con una sonrisa idiota o una borraxera de las buenas pork si os empeñáis a lo Pigmalión al final va a ser un año de la leche. Yo me comprometo a hacerlo ;). Un abrazo fuerte y un porromponpon raphaeleño si cabe más fuerteeeee. Nas fiestas y año nuevo guapetonessss!!!!

25 de noviembre de 2013

Hombre del Ponxo XI, el arrebato

Bueno, por akí de nuevo ar fin. Oye, más contento que el regaliz y escribiendo desde mi buhardillica privada, k no sé k más se pueee pedir en la víaa pero tampoco debe ser musho más. Y ná como ahora tengo mi rinconcico privao, creo k escribiré musho más, de hexo esta entrada y nueva SUPER ENTREGA de el cansinaco y pulgoso HOMBRE DER PONCHOOOUUU así lo atestigua. Tieee pinta de k va a ser un sitio la mar de eissspiraooo. Ahora, decorarlo un poquito más y hacerlo más desastrao y alé pa mí pa siempre. 

He llegao a la entrada número 40, vivaaaa, vivaaaa. Ahí va también la onceava parte der pesao este, la once, mi número favoricoooooooo... k guaay k guayyyyyy, no pensé k llegaría a darle tanta vidilla y resurrección pero olé k síiiiiiii

HOMBRE PONCHOSO XI, la mala jugada del destino

Pol y Quenting, bajan sin agobios hacia la garganta principal del barranco Matacabras. El camino es cuesta abajo, mas, lo pedregoso del terreno hace desaconsejable cualquier alarde de velocidad. Pol siempre tiene buenas sensaciones antes de un asalto. La adrenalina se le sube desde el espinazo y se siente capaz de todo, omnipotente ante cualquier circunstancia o adversidad. No es que sea un loco suicida, no, es que aquel es su oficio, un oficio del que lleva más de 20 años malviviendo, y como todo profesional experimentado, siente que él es quien domina su oficio y no al contrario. Además, para temeroso y desconfiado ya está Charly. “Menuda cruz, por Dios” masculla ininteligiblemente Pol al percibir el cuello tenso y las orejas yertas de su sosteniente equino.

El cielo está claro, límpido, el mediodía recién ha coronado. El fondo amarillento y ocre lo envuelve todo, poco importa el matorral o los escasos saguaros o los ridículos árboles achaparrados a la contra de aquel clima extremo, el polvo, el insoportable calor y el amarillo son las tres únicas realidades que sin excepción abotargan los cinco sentidos de cualquier ser humano desventurado que ose internarse por allí.


La diligencia avanza sin miramiento alguno. De hecho, de seguir con ese ritmo vivaz en menos de cinco minutejos se situará a tiro de piedra. Su pasaje es reducido, apenas alberga tres individuos. Dos conductores, uno privado que no dudara en rendirse al primer contratiempo y otro interesadamente comprometido con la causa que sentado al lado del otro, observa y escruta el panorama con las mangas arremangadas y aspecto escaldado. Por lo que se desprende a primera vista de este último, resulta un hombre de mediana edad, alto, moreno y de rostro duro, aguileño y temible como el de una especie de armadillo encabronado. Su nombre es Benson, un habitual, un ex convicto reformado con fama de avezado pistolero, siempre al servicio del mismo banco y que a su vez asume la encomienda de la seguridad de toda la comitiva en cuestión. Ya dentro del carruaje, vigilante de la carga, se encuentra cómodamente reclinado el responsable burocrático y bancario de la mercancía, es decir, un pelele con estudios y documentos notariales que lo acreditan como tal ante cualquier otro imbécil semejante. Un tipo miedoso y en estado de agitación máxima desde que salió de su pequeña oficina del norte de Arkansas con su traje y su sombrero de los domingos y las sufridas bifocales del trabajo. Un novel viajero nada seducido por los parajes de aquellos territorios o bien salvajes o bien no del todo civilizados. Parajes, a pesar de bellos, nada hospitalarios con los foráneos y cuyo tránsito cualquier americano de acomodada procedencia con dos dedos de frente evitaría. Por desgracia, él aún intenta medrar y acomodarse, no venía posicionado ya de cuna y, sin apenas opción, se ha visto abocado a arriesgarse y tomar parte en tan desaconsejable envolao.


Aquel frío domingo de invierno la misa era si cabe más tediosa y soporífera que de costumbre. A Pol no le gustaba ni impresionaba la religión un pimiento. Demasiadas historietas con moraleja, demasiados cuentos ejemplificadores… demasiados intérpretes de aquellas rancias andanzas indicándole a uno cómo actuar en los tiempos modernos en base a una recopilación de cuentos fantásticos del Oriente Medio del año catapúm. No obstante, Cloé, después de la magnífica boda que el reverendo Mckulog les había oficiado, no le permitía escaquearse de ninguna eucaristía dominguera, ya nevase, jarrease torrencialmente o tronase con la descomunal ira del resto de dioses desatendidos de la humanidad. Y bueno, muy loco habría tenido que estar él cómo para llevarle la contraria a aquella fuerza de la naturaleza envasada en un lindo cuerpo de mujer, que además de esa energía incontrolable con la que se conducía habitualmente había sido injustamente bendecida con aquellos ojos, verde huracanado, capaces,
ante la mínima crispación, de arrasar con todo lo que se le pusiera por delante.

Mckulog era un ferviente defensor de la familia tradicional y de la retórica protestante acerca de la caridad bien entendida. Así pues, aparte de manidos discursos acerca del amor conyugal y para con los demás miembros de la comunidad, solía acudir con frecuencia, lo cual era muy de agradecer, a los evangelios del nuevo testamento y dejaba bastante de lado el resto de la Biblia. Al niño topo, desde su más tierna infancia, le había caído en gracia Jesucristo, se le antojaba como un tipo molón, con sus milagros, sus greñas y sus pelos largos, sus lecciones de humildad a diestro y siniestro etc. pero a medida que sus enseñanzas eran repetidas y reiteradas una y otra vez por aquel señor mayor medio calvo al que todos debían reverenciar y llamar padre, su interés y admiración se había enredado en un sinsentido metafísico que ni él mismo atinaba a encauzar hacia la fe cristiana inquebrantable que se le presuponía. 


Al menos, que él estuviera allí, apretando la cálida mano de Cloé, ponía contenta a su enamorada. Y, a veces, uno está feliz o alegre simplemente por contagio. También auguraba que tan pronto como aquel bodrio confesional terminase, ella le colmaría de los arrechuchos y atenciones que su valeroso estoicismo se merecía. Con el paso de los meses él había catalogado los domingos como días de asueto sensacionales con un peaje de inicio a pagar religiosamente bien de mañana.

Sus párpados se le cerraban sin querer, de poco en poco. Por suerte, no roncaba y ningún parroquiano, a excepción de su esposa, se percataba de sus intermitentes sueñecitos. Cloé, no obstante, ya le había arreado tres o cuatro codazos admonitorios. Era una bruta sin consideración, pero ¿Qué podía esperarse de su señora si él mismo era igual o peor? Y a pesar de esas sapiencias sobre el otro seguían queriéndose si cabe más cada día. Aquella tarde debían de ir a cenar, todos, con sus padres. Ya hacía un año de su boda y la cosa parecía marchar viento en popa. Recién aquel domingo se cumplían dos meses desde que Cloé le anunció que estaba en cinta, periodo que había coincidido con una primera cosecha esperanzadora de la nueva granja.

La nueva granja poseía una parcela de terreno el doble de grande y fértil que la de los O’Brienn. La casa, de nueva construcción, se erigía sólidamente en el centro de la misma, mucho más bonita y espaciosa que el anterior hogar familiar. El sr. O’Brienn se había mudado con su hija y su yerno, renuente a más no poder, pero pusilánime ante la mirada sincera y querendona del único milagrito vivo que le quedaba sobre la faz de la tierra. Él había sido alojado en la confortable ala derecha de aquel edificio de dos plantas, fachada y columnata blancas y tintes afrancesadamente coloniales. Le costaba dar su brazo a torcer pero, ciertamente, había ganado en comodidad con el cambio, no cabía duda. Aunque ahora pertenecieran al condado de Wendell y el pueblo quedara menos a desmano de lo que él solía rezongar.

Aquella tarde, después de una ligera siesta, comenzaron los preparativos normales de toda comitiva. Cloé espabiló tanto a su padre como a su marido con chillidos y amenazas de diferente calado e intensidad. Ambos se levantaron raudos ante aquel toque de corneta tan potente, atemorizador y persistente. Los trajes con los que se debían ataviar ya estaban colgados en sus respectivos aseos. Y ninguno de los dos osó demorarse más de lo imprescindible.

El carruaje les esperaba a las cinco. Y los tres (bueno, los cuatro, contando al soldadito o a la princesita que andaba mareando ya desde buena mañana por la tripa de Cloé) como un clavo, perfectamente emperifollados, guapos como sólo las gentes humildes y rudas lo pueden llegar a estar y ser, subieron al carruaje. El viaje no era nada del otro mundo, apenas 45 minutos divididos en tres tramos. El primero de 25 minutos para llegar a entroncar con el pueblo, el segundo de 10 minutejos atravesando aquel pueblo en franca expansión y el tercero, un paseíto de 15 minutillos hasta arribar al ranchito de los Pol.

Pol miraba a su mujer, con aquel vestido azul cielo tan pomposo, enjoyada con las alhajas de su telúrica abuela y la alianza de casada con aquel enorme y atrayente rubí, realmente parecía una preciosa aristócrata del imperio austro-húngaro camino a uno de aquellos recargadísimos valses de gala. Ella se dio cuenta de su emoción y lo miró con esa envolvente ternura con la que sólo las mujeres extraordinarias saben mirar. Él colocó su mano sobre su pancita y le sonrió al techo entelado del vehículo. Aquella incipiente barriguita ya empezaba a notársele, y Pol se regocijaba aventurando una indisimulable sonrisa en el rostro de su afable madre en cuanto la viera, en cuanto los viera. Le habían escrito una carta hacía menos de una semana con la buena nueva. Habían preferido esperar hasta estar seguros y confiados del buen progreso del embarazo. La respuesta inmediata de su madre había sido tan animosa y jacarandosa que aquella visita era lo mínimo con lo que agradecerle semejante muestra de afecto y buenos deseos.

A los cinco minutos de salir del pueblo algo les sobresaltó. Bandoleros habían puesto el cadáver de una vaca en medio del pedregoso camino. El conductor lo sorteo como pudo y aceleró con nerviosismo. Una de las ruedas había quedado maltrecha en el incidente y el vaivén en el interior del carruaje era salvaje. Finalmente, tras 2 o 3 minutos de accidentada persecución aconteció lo irremediable. Dos caballos relucientemente negros como el petróleo cercaron su paso y a punta de pistola hicieron detener al cochero.

Ambos asaltantes llevaban el rostro ocultado con un pañuelo rojo. Señal inequívoca de pertenencia a la banda de Brackston. De malas formas, el jinete de tez más morena y pelo largo la tomo contra el pasaje, haciéndoles bajar del vehículo a empellones. El otro, algo encorvado, y de pelo entre greñudo y ralo, vigilaba a los atracados de frente. Se veía que eran tipejos acostumbrados y especializados en la labor

- Vacíense los bolsillos ¡rápido! y pongan las manos hacia delante, que las podamos ver.

Pol vivía la escena de forma tranquila, portaba un pequeño revolver escondido en la pantorrilla pero a priori tampoco era demasiado partidario de utilizarlo. Muchas cosas podían salir mal en los juegos con armas de fuego y por nada del mundo pretendía poner en riesgo a lo que más quería en esta vida. A fin de cuentas, el dinero es sólo eso, va y viene.

Los colocaron en fila. Al revisar a los cuatro rehenes, fueron arrebatándoles todo aquello de valor, siguiendo un orden exquisito. El pelazos era el encargado del saqueo y el greñudo el de vigilarles a punta de pistola. Primero cacheó al cochero, con la escasa presea de una pitillera y una petaca plateada. Con el Sr. O’Brienn el botín fue mucho mayor. A la consabida petaca de scotch le acompañaron un reloj de bolsillo de oro, un decente sombrero de copa y una billetera con más dinero suelto del que correspondería a una visita de cortesía con la familia política. Cuando llegaron a Cloé, la avaricia de los bandoleros ante tanta joya de relumbrón se enardeció. Sin embargo, el anillo no estaba -Chica lista- se enorgulleció Pol. Mas el soez, moreno y embozado bandolero pareció encabronarse al percatarse de la ausencia de la pieza en cuestión. Y tras arrancarle rabiosamente el resto de las joyas a la muchacha fue a intercambiar unas palabras con su compañero. Ambos gesticularon y bracearon con la indignada violencia de dos gorilas hambrientos. A cada segundo parecían más cabreados. Y su ira apuntaba cínica y directamente contra Cloé.

El greñudo tomo las riendas y el pelazos reculó y se plantó en la retaguardia. Casi en estampida se aproximó, agarró a la muchacha por el moño y la desplazó hacia delante con la fuerza desmedida de un elefante. Cloé rodó y cayó al suelo incapaz de reaccionar, unas impotentes lágrimas hicieron patente su tremendo dolor.

-¿Dónde está el anillo? ¿Dóndeeee?- Bramó el greñudo con la otra mano bien sujeta a la pistola y un airado aspaviento hacia su presa. Esa fue la última frase de su diabólica vida. En menos de 15 segundos, ambos forajidos, se hallaron en el suelo, deshauciados, con la garganta supurando sangre y una bala alojada en el centro mismo de su envilecido corazón.

El humeante cañón de Pol Pol nunca había actuado con tal severidad y falta de compasión. Presuroso, el niño topo esprintó a comprobar el estado de su amada lavandera. Estaba magullada, pero bien, ambos se abrazaron, y se sintieron reconfortados con el mero contacto mutuo. La atención de inmediato voló hacia la pancita de la embarazada, cabía la duda de que el feto hubiese sufrido algún tipo de daño, mas Cloé, clarividente como pocas, enseguida supo que no.

- Estamos bien, Pol. Perfectamente, sólo un poco arañados y asustados. Pero en poco se nos pasará ¿A que sí?- y poso su mano derecha en torno a su ilusionante cintura.

El cochero, un hombre bueno y metomentodo, apellidado Riley, que no había tenido hijos y cuya mujer lo mangoneaba cuanto quería y más, fue a inspeccionar los cadáveres de ambos asaltantes. El moreno era Remintong, una alimaña de poca monta, por el que la abultada recompensa aunque fuera muerto bien valdría el susto y el viaje de vuelta. Con la ayuda del sr. O’Brienn aupó y ató el cadáver al techo del carruaje. Inmediatamente después, se acercó al segundo, el greñudo, a ver si le sonreía la misma suerte monetaria. Al destapar el pañuelo del greñudo, un gran grito emergido desde su aterrorizada garganta espantó a los carroñeros pájaros de los alrededores y escampó en vía preferente hacia la mismísima boca del infierno…


Benson es el primero, el más taimado y astuto en percatarse de que algo huele a podrido por aquel barranco de mil demonios. Ya falta poco para alcanzar el éxito, Bexnorvil está a la vuelta de la esquina, a apenas 20 millas noroeste. Y es justo a partir de ahí cuando se han de extremar las precauciones y pecar de cautelosos. Ya que al igual que les ocurre a los salmones del ártico cargados de proteicas huevas es justo rayando las puertas de la meta cuando han de tener más cuidado con los sustitutos arrabaleros de los voraces y expectantes osos de garras afiladas y morro hambrientamente salivado. Como ya se conoce, y sabe que no siempre está en lo cierto, disimula. No sin posar ambas manos en el cinto, al quite, y escrutar minuciosamente el paisaje. Sí, desde luego, la bochornosa calma que le circunda, la ausencia de fauna visible, es algo a tener muy en cuenta y que le enerva los nervios sobremanera. 


FIN

Ando tó liao cn el máster y demás mierdas así k me las pirooo a hacer cosas de provecho....

Bueno, como de toas formas, casi de seguro k escribiré antes de fin de año, habiéndome kitao de encima este peso muerto ponxoso k me he kitao pa una buena temporá, paso de felicitaros las navidades. Todo y animandoos a que vayáis entrenando el engullimiento exagerao pa' las fiestasssss, yo al fin he encontridoooo polvoronesss de canelaaaa asi k aniré fenttttt... venga, k espero k os haiga gustao musho mushísisimooooo la nueva entrega del sinvergüenza de poca higiene corporal (k keréis es un hombre de su época, el animalico) k paséis un otoño-invierno felicicissiimooooo. Un abracico gente guapaaaa

18 de octubre de 2013

Vuelta al cole

Me he puesto a hacer un máster, otro, y me da palo volverme a poner a estudiar, pero me encanta la idea y la opción que me abre (que ahora sí que sí creo que es la que quiero coger pa’ los restos)… y tengo unas rutinas ya puestas, que como antaño me conmueven… el mundo gira y yo vuelvo a girar. También pretendo alejarme de esta etapa previa (aunque tós hayan sio conmigo musho mejores de lo que me merezco) y coger otro rumbo, es lo que me apetece y lo voy a hacer… a ver si me voy pa’ madrizz de nuevo y tó… ay este año y en cuanto termine este año, que bien, que bien… que buen rollo me da tó. Os dejo una perlica k tenía a medias, con muy mala pinta y pensaba k no iba a sacar ná bueno pero hoy mismo me he puesto y dándole un buen meneo ha kedao fetén, oigaa.

OTRA

Miento, una y otra vez, como un enfermo, como un chalado
Miento por bien, por olvidar, por no recordar ¿Cuánto ha pasado?
¿Tanto? Tu linda faz he transfigurado, tu dulce voz he distorsionado
No hay remordimiento… era lo que había que hacer
Fuiste demasiado buena, demasiado clara, una mujer
Como debe ser… no hay culpas, sólo mi temeraria insensatez
He tenido que reinventarme: cambiar de peinado, vestirme diferente
Atiplar mi tono, ponerme gafas de ver, variar de gustos y gente
Esculpir mi torso a base de sudor, sudor y más sudor… con tal el cerne
Sigue contrariando a su naturaleza y a poco que se talla se astilla
Mas ya no cuento tu historia, ya no me obstino con la arcilla
Buscando tornear el busto exacto de tu juvenil cuerpo, ya no te rememoro, vida
Ya no recurro a nuestras fotos de hogueras tan a menudo, ya no cotilleo tu facebook
Ni controlo obsesivamente por el whatssup tu última e inexcusada hora de desconexión
Sólo me la paso mintiendo, voceando que estoy de lujo, de bombón en bombón
De pibón en pibón, y si se me cuestiona acerca de ti "¿Qué fue de aquella mujercita cañón?"
Me abstengo de confesar que, obviamente, me cañoneó directa, cruenta y certera, al corazón
Y con el gesto engravecido repito una y otra vez "marchó al extranjero. Quedamos bien
Quedamos como amigos, aún hablamos, era lo mejor para ambos" y sonrío y hago ver
Que todo me va a pedir de boca, que no me puedo quejar. Aunque se me caiga el alma a los pies
En cuanto me hallo a solas… falto de cualquier asomo de ingenio que le diese luz a mi oscuridad
Las chiquillas que hoy me dejan sobetearlas me llenan, me intrigan tan poquito en comparación
Voy camino a la rendición, a la conformidad… antes ni después de ti encontraré a alguien de verdad
Lo he intentado de verás y ya me hastía; tiene su parte buena, quedas insensibilizado en el amor
En la ilusión, en el dolor, en la desazón... he quedado en la mitad mas aquí el sol calienta igual
Las tortugas tortuguean, los camiones bocinean… y mi yo más liviano apenas destaca, es uno más
En la cola de comer, de mear, de defecar, de follar, de sobrevivir y respirar; nada me apura aquí atrás
En el extremo ancho, balanceándome sobre el eslabón débil, me gusta la vida incluso cuando va mal
Debo de ser subnormal, mas así es; y mi felicidad ya no se acoda en aquellos faroles verdes de malaquita
En aquella cinturita de avispa, en aquel sexo sodomita, en aquellas pequitas tan ricas
En aquel futuro tan de película, en el que todo lo que viniera después sería dicha y sonrisas
Las que vengan vendrán, más simpáticas o menos, más guapas o menos, espero que divertidas
Y yo como de costumbre: formal, atractivo, de buena madera, de fiar, apañado, chisposo y elocuente
Y vago, desastrado, despistado… y tantas otras cosas del consciente y el subconsciente
Que me hacen vivir en paz y recordar con ternura y calidez a una tal I…

FIN

Espero que haigais pasao un veranico sensacional, y vengáis con las pilas recargadísimas como yo pa hacer lo qué os salga de ahí, ya sea continuismo o nuevos retos… yo creo que este ha sido un año genial y lo que está por venir va a ser gracias a lo que ya he cimentado y cimentaré el año que viene. El mes que viene volverá el ponchoso fijo, que ya le queda menos que un carnero cojo entre una jauría de lobos. Un abracete fuerte y poner todo el esfuerzo en lo que realmente queréis hacer, que eso es lo fundamental, ah y no os dejéis tampoco influenciar por los agoreros sólo son frustrados y envidiosos a los que sólo merece la pena compadecer. Aiiossss aiossss decirle al otoño de mi parte que no cambie, que me encantaaaa así, en templado y cobrizo