Sin novedades en el panorama, exceptuando k me fui pa donosti un finde y k estoi de puteao en el restaurante de mi papaaa.
Me encanto donosti, estuvimos en la cima del Uli mendi, o argo asi, era un albergue de lujo, impresionante con cocina, enseres, fruta, baño propio, y unas vistas de la bahia de donostia colosales. Lo unico que es muxo viaje pa un alicantino, la verdad. Pero me lo pase de vicio. Ah! otra cosa k no puedo evitar de decir, el rio k pasa por donosti se llama urumea, y digo yo que el tal uru se pasa el dia bebiendo xacoli a sifonazos inmensos, porque tiene un buen caudal el meao del xaval, claro siendo vasco, aiba la ostia todo a lo grande. Donosti, es super, super bonita, la concha, ondarreta, el buen pastor, la mierda esa de los peines, las calles llenas, la gente andando, en bicicleta, haciendo surf, las niñas todas peripuestisimas. K mal deja a alicante la muy puta.
OTRA
Pican al timbre un par de veces con un maldito sonido de chirrido
Me acurruco más sobre el mullido sofá y contra el cojín medio descosido
No quiero abrir, que se pudra el exterior bajo su propio sino
Me enrosco aún más, me siento vacío, miro la caja tonta deprimido
Veo sin atender una película en blanco y negro de incompatibles tortolitos
Me vuelven a pitar los oídos, sin ti nada es divertido, todo es más de lo mismo
Siempre tocando los huevos a la hora de la siesta "Ya va, ya va, impaciente cretino"
Empujo del picaporte, mis parpados pestañean intermitentemente cual parabrisas
Mis brazos pierden fuelle, flotan mis nudillos, no me lo creo ¿En verdad eres tú, princesita?
Tus iris, rotundos, acogedores, esmeralda me obsequian con su maravillosa bienvenida
Pasmada en el vestíbulo, estas tú, lo único, lo importante, mi anhelo, tú, hermosa, bonita
Mi boba cara esboza algo olvidado, mi idiota boca articula una sonrisa
Tú con una maletita rosa a cuestas y un vestidito aguamarina
Tú con tu piel de harina intacta y tus simpáticas pequitas
Superpones sobre mi azul oscuro casi negro fosforitos confetis y serpentinas
Te quiero, te quiero, no te vuelvas a ir sin este descarriado borrego
Nos besamos, mi vida, tus labios frescos me resarcen del amargor de mi propio recelo
Refulgentes fuegos de artificio retumban por mi cerebro
Terroncito, te he echado, mucho, mucho de menos
OTRA
Tus pómulos salpimentados
Se frotan contra los míos, acalorados
Tus muslos entre los míos buscan reguardo
Afuera caen copos, crecen los atascos y los constipados
Se multiplican las calles cortadas, las sacanieves y los conductores impacientados
Que bonito estar aquí dentro, pequeña, rodeado por tus endebles brazos
Bajo el mismo techo, Bajo la misma sábana, sobre el mismo lecho
Escaldados por un roñoso radiador y por nuestros cálidos besos
Creando jugosos gemidos de amantes traviesos
Tu desnudo cuerpo es un laúd con el que yo interpreto
La dulce cantata del principio de los tiempos
Tú eres suave, yo soy lija, me desgasto, te deshago entre mis dedos
Quédate siempre a mi lado, vampiresa de ojos rasgados
No desatemos, jamás, este apretado y gustoso cabo
Desafiemos a la intemperie, aquí eternos, zalameros, inevitables, bien entrelazados
Aquí, apartados del resto del mundo, desaparecidos, desheredados, bien pegados
OTRA
Hoy me levante de muy mala leche
Con la nariz congestionada y muy pocas ideas decentes en mente
Con las piernas abotargadas y suelto más de un breque
Demoré 20 minutos en hallar las putas llaves
Tuve que ingeniármelas para encender la maldita mobylette
Que parecía, la muy puta, no querer arrancar ni a pedales
Me salté altos semáforos con la astucia de sortear el ojo infractor de los municipales
Me cagué en los rodeos que provocan las deshabitadas peatonales
Me comí sin sacar provecho del hecho las más peligrosas señales
Estuve a un palmo de reventarme contra los parachoques de valientes subnormales
Pero, a una manzana del laburo, justo en la esquina de la compañía de seguros
Mi suerte cambió, porque te vi, caperucita, meneando la cestita y el culo
Coloreando las mugrientas aceras, grafiteando los grises muros
Todo se dio vuelta, mi enojo se transformó en absurdo
Mi prisa en detallismo y mi corrosivo incendio de malhumor en gustoso humo
Qué boquita, qué busto, qué caderitas, qué carnes, eres vicio puro
Dinamita potente, fangotes de osadía, vértigo de infarto, grandísimo apuro
Qué sería de esta vida sin escalofríos como tú, sin chispazos en lo oscuro
Ya te lo digo yo, preciosa, una pesadilla eterna
Un ocre gris, la cruenta disolución de uno mismo entre tinieblas
En fin, una tremenda jodienda, una absoluta mierda
FIN
Me propuse por una vez que todas fueran positivas, ya está bien de melancolías y desamor.
Y na más too nikelao pues, ya corgare argunas foticos cuando las pase al ordenata, k vagancia llevo, por el amor de Dios, y el hombre del ponxo k aprovecho pa decir k le quedan no mas de 3 ó 4 entregas, pues eso, pal siguiente post.
Alé, un abrazo
tímido, graciosillo metepatas e irónico k sabe k de vez en cuando se equivoca, k de vez en cuando esta herido, k de vez en cuando aun sin kererlo hiere, k de vez en cuando se encierra, k de vez en cuando se escapa y k de vez en cuando es feliz
2 de diciembre de 2009
21 de octubre de 2009
La vida apesta. El hombre del ponxo IV
Pues eso hay veces que la vida apesta y prou. He perdido el movil nuevo lo cual contribuye con que la vida apeste. Os dejo con el pesao hombre del ponxo, k no se muere y a tiros, el colega.
Kedaros con está reflexión: Hay veces k la vida apesta y no hay nada más a decir.
EL HOMBRE DEL PONXO IV: el sobrinico
Es temprano, demasiado pronto incluso para los gallos tocapelotas y su afán de protagonismo. Pol Pol, sigiloso, medio desnudo y algo reumático huye por segunda ocasión en apenas 6 horas. Un inocente cervatillo alazano descansa plácidamente bajo una fina manta a rayas. Él, a hurtadillas, se agarra a la baranda del balcón, silva dos veces y en cuanto vislumbra aparecer a Charly se lanza contra él de un temerario y certero salto.
Hoy es el día, y más le vale despejarse de una vez de la caraja de ayer. Se detiene en la primera ladera llana a la vera del camino que encuentra. Prende un pequeño fuego para utilizar (hacer uso*) el humilde hornillo y la cafetera que siempre guarda en las alforjas. ¡Divino olor a café recién hecho! Dios antes de matarte te recompensa con estos pequeños detalles.
Pol contempla con gusto el amanecer. La humanidad despierta otro día más, dependiente de un inmenso grano ardiente y amarillo. Le escuecen las pelotas, algo que no le extraña y que con el próximo paseo de dos horas a caballo apenas sentirá.
Al galope llega a Noxfortville, un pueblucho de mala muerte al norte de la frontera con Méjico. Los refiados aldeanos, aunque se les torture, nada saben de lo que sucede en sus clandestinos tugurios al ponerse el día. Cuatreros, desertores, bebedores empedernidos, forasteros de mal vivir, forajidos, delincuentes y agentes de la ley corruptos juntan sus perdidas almas al caer el sol en un batiburrillo de cancanes al aire, tráfico de armas, whiskey, póker, conspiraciones y apuestas de azar.
Cuando los autóctonos ven llegar a Pol, agachan sus cabezas y despejan las veredas a grandes trancos. Todos le conocen, Todos saben que el pájaro marrón del mal agüero nada bueno trae consigo.
Sus zancadas son largas, veloces, resueltas a ir adonde van. Pol entra en un edificio de dos plantas reconvertido en hostal (posada*), sube las escaleras y aporrea un par de veces con sus nudillos la tercera puerta de la izquierda. Enseguida, es absorbido por la habitación.
*M- Poli por dios, que delgado y sucio estás. Cuanto tiempo sin verte, que alegría ya pensábamos que no venías- María una mejicana mestiza de encanto, gracejo y espontaneidad sin par lo abraza sin recato como una madre haría con su hijo recién retornado de la guerra.
*P- Y perderme este abrazo estruja huesos, ni hablar- un hombre de mediana altura y ojos más celestes que el propio cielo se levanta de la cama en la que estaba sentado y acude a su encuentro.
*R- Ya era hora, canalla. Hay muchos flecos por arreglar- la mirada de Ron es un rayo de luz. Un faro sincero que no entiende de emboscadas. Cosa extraña en este microcosmos competitivo y hostil del noroeste de América en el que pueden pasar los meses y los años sin noticias de alguien confiable.
Se sujetan de la mandíbula, reconociéndose de nuevo el uno al otro, se funden en un fuerte abrazo y sonríen congraciados. Ron ha envejecido bastante desde la última vez que se reunieron, hace exactamente 9 meses. La entrada de la derecha se le ha acentuado, su pelo ha encanecido y su frente se ha arrugado hacia el entrecejo dotando de impacto y seriedad a su presencia.
*P- estás guapo, maldito bastardo. Lo suficientemente guapo como para que te vuele de un solo balazo esa puñetera sonrisa de marica.
*R- tengo ese mismo sentimiento hacia ti, hermano- un lloro. Un inconfundible lloro de bebé suena y resuena por la estancia.
*P ¡qué demonios!- María se retira hacia el rincón derecho de la habitación y allí sobre la mesilla, en un cesto reconvertido en cuna, se encuentra el foco emisor del escándalo, un malgeniudo recién nacido. Ella se agacha para acoger entre sus brazos aquel fardo sonrosadito tan lleno de vida y protestas. Lo balancea hasta que se calma. Manda besitos y garatusas al cuerpito que sostiene, mira a Pol con cariño y se lo muestra orgullosa. Él, aunque se resista a demostrarlo, se enternece. Como no enternecerse con una criaturita tan mona y redondita. Es un varón, blanco como la cal, de grandes ojos negros, curiosos, de expresión traviesa y mofletes rechonchotes (colorados*). Ron se acerca a María, los estrecha con su musculoso brazo derecho.
*R- Pol te presento a Mike, nuestro primogénito. Saluda a tu tío, Mike- presume el novicio padre de familia.
*P- Por el amor santo que mocoso más guapetón. Como se nota que se parece a la madre- la preciosa morochita se sonroja halagada. Preciosos ambos, mofletudos, chatitos, conjuntados, lucen en sus rostros toda la luz, la alegría (gracia*) y la energía del buen sur.
Mike gatea tras su hermano mayor, Pol. Mike hace años que sabe caminar pero le gusta hacer ver que es una lunática locomotora fuera de control “chup-chup; chup-chup” irrumpe cada dos por tres con una endiablada cadencia por el espacioso salón del rancho. Pol lo esquiva con un eléctrico quiebro de cintura y en cuanto intuye la escapatoria de la ventana, la sortea de un bote y se aleja de la casa a paso chulesco. No es mal hermano mayor pero de normal su carácter no es favorable a (displicente con*) las pillerías (los enredos*) del malcriado benjamín de su madre.
Pol va a ver a su linda novia, que bonita le suena esa palabra sólo de pensarla. A su madre no le hizo mucha gracia cuando se la presento, pero, trago, trago, y tanto que trago, Cloé sería capaz de hechizar a la luna para que saliera por el día si se lo propusiera realmente. Su secreto está, especula él, en la utilización de sus ojos. Los entreabre, los guiña, los acera, los enternece y los ilumina a su antojo, y esto, va domando, poco a poco, al observante reacio que, finalmente, pierde la noción renuente ante la brutal ráfaga de recursos hipnóticos, ejecutados por ella, con desparpajo y soltura, en el punto justo y efectivo de la trama.
Cloé ha planeado un picnic hasta el anochecer. En la cestita de caperucita ha elaborado humildes (suculentos*) manjares de variopintas procedencias. El plato que más destaca es uno del que ni siquiera sabe pronunciar el nombre producto de una enrevesada receta francesa con la que ha tropezado mientras curioseaba un roído libro de la librería familiar. Cloé quiere parecer más dulce, más lista, más sofisticada, en definitiva, más irresistible y, espera nerviosa, deseosa y emperifollada en el entablillado de las escaleras del porche de su casucha al zángano que de tanto en tanto se atasca, para contemplarla embobado como si de pronto, ante él, se le hubiera aparecido la aurora boreal (mismísima Virgen María* ).
Al ver su desgarbada silueta acercarse desde el horizonte se sonrosa ilusionada. El muchacho lleva sombrero, muerde por el rabillo una ortiga y anda despacio, seguro de sí mismo, con 15 años y medio ya es todo un vaquero. Se abalanza sobre él como una osezna cariñosa que se reencuentra con su madre tras una tarde de juegos fraternales.
*P- ¿Qué pasa pequeña, tanto te alegras de verme?
*C- Sí, más de lo que cabalmente cabría suponer- Pol ha dado el estirón en este último año y ahora al rodearla entre sus brazos la envuelve completamente sobre su endeble pecho- tengo una sorpresa- menea la cestita- vamos- indica con la cabeza hacia la dirección tras el montículo verde. Tras una escueta caminata se asientan sobre el mismo pasto primaveral en el que Cloé y su madre jugaban a ser felices.
Comen, beben, ríen, disfrutan de la brisa, del paisaje, del clima templado, de la jugosidad de sus cuerpos, se enzarzan alegremente en las guerrillas del roce y el cariño, murmullan caricias, hablan, se burlan, se cabrean, se conforman con un incierto futuro ausente de continuidad.
Vuelven agarraditos de la mano a eso de las 8 de la tarde, difuminados entre aquellos maizales y viñedos teñidos de naranja y grana.
*C- toma, esto es para Miky- rebusca dentro de la cestita. Tras el ruidoso suspense, saca un tren de juguete tallado al detalle en buena madera de roble- era de mi hermano mayor, lo hizo él mismo con sus habilidosas manos de teniente. Me lo regalo antes de partir al frente, según mi padre, yo de pequeña me encaramaba negligentemente a su estantería cada dos por tres y se lo robaba. Él soñaba con ser maquinista, bueno, ahora ya da igual- se lo entrega con esa pizca de amargor en la mirada que se desprende de sus palabras.
*M- le va a encantar- lo estruja con la axila, atenazándolo allí, se besan azucaradamente (tiernamente*). Pol regresa a su casa cargado de mimos, de ilusiones y vagones heredados.
Mike fue un niño soñador y enfermizo durante toda su corta vida. Un infante, puro, inocente, tremendamente curioso, impetuosamente hiperactivo. Un ser que inundaba de alegría el recinto por el que jugaba, inventando duendes enviciados al pilla-pilla, confraternizando con estrambóticos amigos imaginarios, causando agitación ferroviaría a su paso, recortando cometas con la forma combinatoria de varios animales.
Un crío que falleció con 13 años recién cumplidos a consecuencia de una pulmonía mal curada. “Un ángel” que fue el nombre con el que su pobre madre se refirió a él a partir de su muerte.
*P- este también tiene pinta de ángel- susurra Pol mientras le zarandea suavemente la manita. Su sobrinito balbucea una sonrisa, y él trata de recordar sobre (ver en*) ella la pícara sonrisa de su hermano menor.
CONTINUARÁ
Alé un abrazo fuertote. Y deseadme mucha mierda, para que encuentre un buen trabajo pronto.
Kedaros con está reflexión: Hay veces k la vida apesta y no hay nada más a decir.
EL HOMBRE DEL PONXO IV: el sobrinico
Es temprano, demasiado pronto incluso para los gallos tocapelotas y su afán de protagonismo. Pol Pol, sigiloso, medio desnudo y algo reumático huye por segunda ocasión en apenas 6 horas. Un inocente cervatillo alazano descansa plácidamente bajo una fina manta a rayas. Él, a hurtadillas, se agarra a la baranda del balcón, silva dos veces y en cuanto vislumbra aparecer a Charly se lanza contra él de un temerario y certero salto.
Hoy es el día, y más le vale despejarse de una vez de la caraja de ayer. Se detiene en la primera ladera llana a la vera del camino que encuentra. Prende un pequeño fuego para utilizar (hacer uso*) el humilde hornillo y la cafetera que siempre guarda en las alforjas. ¡Divino olor a café recién hecho! Dios antes de matarte te recompensa con estos pequeños detalles.
Pol contempla con gusto el amanecer. La humanidad despierta otro día más, dependiente de un inmenso grano ardiente y amarillo. Le escuecen las pelotas, algo que no le extraña y que con el próximo paseo de dos horas a caballo apenas sentirá.
Al galope llega a Noxfortville, un pueblucho de mala muerte al norte de la frontera con Méjico. Los refiados aldeanos, aunque se les torture, nada saben de lo que sucede en sus clandestinos tugurios al ponerse el día. Cuatreros, desertores, bebedores empedernidos, forasteros de mal vivir, forajidos, delincuentes y agentes de la ley corruptos juntan sus perdidas almas al caer el sol en un batiburrillo de cancanes al aire, tráfico de armas, whiskey, póker, conspiraciones y apuestas de azar.
Cuando los autóctonos ven llegar a Pol, agachan sus cabezas y despejan las veredas a grandes trancos. Todos le conocen, Todos saben que el pájaro marrón del mal agüero nada bueno trae consigo.
Sus zancadas son largas, veloces, resueltas a ir adonde van. Pol entra en un edificio de dos plantas reconvertido en hostal (posada*), sube las escaleras y aporrea un par de veces con sus nudillos la tercera puerta de la izquierda. Enseguida, es absorbido por la habitación.
*M- Poli por dios, que delgado y sucio estás. Cuanto tiempo sin verte, que alegría ya pensábamos que no venías- María una mejicana mestiza de encanto, gracejo y espontaneidad sin par lo abraza sin recato como una madre haría con su hijo recién retornado de la guerra.
*P- Y perderme este abrazo estruja huesos, ni hablar- un hombre de mediana altura y ojos más celestes que el propio cielo se levanta de la cama en la que estaba sentado y acude a su encuentro.
*R- Ya era hora, canalla. Hay muchos flecos por arreglar- la mirada de Ron es un rayo de luz. Un faro sincero que no entiende de emboscadas. Cosa extraña en este microcosmos competitivo y hostil del noroeste de América en el que pueden pasar los meses y los años sin noticias de alguien confiable.
Se sujetan de la mandíbula, reconociéndose de nuevo el uno al otro, se funden en un fuerte abrazo y sonríen congraciados. Ron ha envejecido bastante desde la última vez que se reunieron, hace exactamente 9 meses. La entrada de la derecha se le ha acentuado, su pelo ha encanecido y su frente se ha arrugado hacia el entrecejo dotando de impacto y seriedad a su presencia.
*P- estás guapo, maldito bastardo. Lo suficientemente guapo como para que te vuele de un solo balazo esa puñetera sonrisa de marica.
*R- tengo ese mismo sentimiento hacia ti, hermano- un lloro. Un inconfundible lloro de bebé suena y resuena por la estancia.
*P ¡qué demonios!- María se retira hacia el rincón derecho de la habitación y allí sobre la mesilla, en un cesto reconvertido en cuna, se encuentra el foco emisor del escándalo, un malgeniudo recién nacido. Ella se agacha para acoger entre sus brazos aquel fardo sonrosadito tan lleno de vida y protestas. Lo balancea hasta que se calma. Manda besitos y garatusas al cuerpito que sostiene, mira a Pol con cariño y se lo muestra orgullosa. Él, aunque se resista a demostrarlo, se enternece. Como no enternecerse con una criaturita tan mona y redondita. Es un varón, blanco como la cal, de grandes ojos negros, curiosos, de expresión traviesa y mofletes rechonchotes (colorados*). Ron se acerca a María, los estrecha con su musculoso brazo derecho.
*R- Pol te presento a Mike, nuestro primogénito. Saluda a tu tío, Mike- presume el novicio padre de familia.
*P- Por el amor santo que mocoso más guapetón. Como se nota que se parece a la madre- la preciosa morochita se sonroja halagada. Preciosos ambos, mofletudos, chatitos, conjuntados, lucen en sus rostros toda la luz, la alegría (gracia*) y la energía del buen sur.
Mike gatea tras su hermano mayor, Pol. Mike hace años que sabe caminar pero le gusta hacer ver que es una lunática locomotora fuera de control “chup-chup; chup-chup” irrumpe cada dos por tres con una endiablada cadencia por el espacioso salón del rancho. Pol lo esquiva con un eléctrico quiebro de cintura y en cuanto intuye la escapatoria de la ventana, la sortea de un bote y se aleja de la casa a paso chulesco. No es mal hermano mayor pero de normal su carácter no es favorable a (displicente con*) las pillerías (los enredos*) del malcriado benjamín de su madre.
Pol va a ver a su linda novia, que bonita le suena esa palabra sólo de pensarla. A su madre no le hizo mucha gracia cuando se la presento, pero, trago, trago, y tanto que trago, Cloé sería capaz de hechizar a la luna para que saliera por el día si se lo propusiera realmente. Su secreto está, especula él, en la utilización de sus ojos. Los entreabre, los guiña, los acera, los enternece y los ilumina a su antojo, y esto, va domando, poco a poco, al observante reacio que, finalmente, pierde la noción renuente ante la brutal ráfaga de recursos hipnóticos, ejecutados por ella, con desparpajo y soltura, en el punto justo y efectivo de la trama.
Cloé ha planeado un picnic hasta el anochecer. En la cestita de caperucita ha elaborado humildes (suculentos*) manjares de variopintas procedencias. El plato que más destaca es uno del que ni siquiera sabe pronunciar el nombre producto de una enrevesada receta francesa con la que ha tropezado mientras curioseaba un roído libro de la librería familiar. Cloé quiere parecer más dulce, más lista, más sofisticada, en definitiva, más irresistible y, espera nerviosa, deseosa y emperifollada en el entablillado de las escaleras del porche de su casucha al zángano que de tanto en tanto se atasca, para contemplarla embobado como si de pronto, ante él, se le hubiera aparecido la aurora boreal (mismísima Virgen María* ).
Al ver su desgarbada silueta acercarse desde el horizonte se sonrosa ilusionada. El muchacho lleva sombrero, muerde por el rabillo una ortiga y anda despacio, seguro de sí mismo, con 15 años y medio ya es todo un vaquero. Se abalanza sobre él como una osezna cariñosa que se reencuentra con su madre tras una tarde de juegos fraternales.
*P- ¿Qué pasa pequeña, tanto te alegras de verme?
*C- Sí, más de lo que cabalmente cabría suponer- Pol ha dado el estirón en este último año y ahora al rodearla entre sus brazos la envuelve completamente sobre su endeble pecho- tengo una sorpresa- menea la cestita- vamos- indica con la cabeza hacia la dirección tras el montículo verde. Tras una escueta caminata se asientan sobre el mismo pasto primaveral en el que Cloé y su madre jugaban a ser felices.
Comen, beben, ríen, disfrutan de la brisa, del paisaje, del clima templado, de la jugosidad de sus cuerpos, se enzarzan alegremente en las guerrillas del roce y el cariño, murmullan caricias, hablan, se burlan, se cabrean, se conforman con un incierto futuro ausente de continuidad.
Vuelven agarraditos de la mano a eso de las 8 de la tarde, difuminados entre aquellos maizales y viñedos teñidos de naranja y grana.
*C- toma, esto es para Miky- rebusca dentro de la cestita. Tras el ruidoso suspense, saca un tren de juguete tallado al detalle en buena madera de roble- era de mi hermano mayor, lo hizo él mismo con sus habilidosas manos de teniente. Me lo regalo antes de partir al frente, según mi padre, yo de pequeña me encaramaba negligentemente a su estantería cada dos por tres y se lo robaba. Él soñaba con ser maquinista, bueno, ahora ya da igual- se lo entrega con esa pizca de amargor en la mirada que se desprende de sus palabras.
*M- le va a encantar- lo estruja con la axila, atenazándolo allí, se besan azucaradamente (tiernamente*). Pol regresa a su casa cargado de mimos, de ilusiones y vagones heredados.
Mike fue un niño soñador y enfermizo durante toda su corta vida. Un infante, puro, inocente, tremendamente curioso, impetuosamente hiperactivo. Un ser que inundaba de alegría el recinto por el que jugaba, inventando duendes enviciados al pilla-pilla, confraternizando con estrambóticos amigos imaginarios, causando agitación ferroviaría a su paso, recortando cometas con la forma combinatoria de varios animales.
Un crío que falleció con 13 años recién cumplidos a consecuencia de una pulmonía mal curada. “Un ángel” que fue el nombre con el que su pobre madre se refirió a él a partir de su muerte.
*P- este también tiene pinta de ángel- susurra Pol mientras le zarandea suavemente la manita. Su sobrinito balbucea una sonrisa, y él trata de recordar sobre (ver en*) ella la pícara sonrisa de su hermano menor.
CONTINUARÁ
Alé un abrazo fuertote. Y deseadme mucha mierda, para que encuentre un buen trabajo pronto.
12 de septiembre de 2009
Best travel ever
Me fui de viaje a Totonto y la verdad que decir: No quería volver, con eso lo resumo todo. Tmpoco es que quisiera quedarme eternamente, pero hubiera firmado un par de semanicas más. Bueno, todo lo maravilloso se acaba tarde o temprano. En fin serafín, más corre el galgo que el mastín, si el camino es largo más corre el mastín que el galgo, no obstante, los dos corren bastante. Que recuerdos, por Dios, cuanto hexo de menos a casi todos, vascos, mandrileños, andaluces… como diria fer sois cojonudos. K pasada de 21 dias. K pasada!
Nueva York, antes conocida como nueva amsterdam, anteriormente conocida como "te choreamos esta islica y alrededores por unas piedrecitas así brillanticas, indio de los huevos (o de las plumas, como prefieran)". La foto muestra lo que viene siendo en alicante el casco antiguo, vamos.
Er beisbor, ese gran deporte tostón en el que te puedes comer un cochinillo, ahí repelando, y no perderte absolutamente nada, donde este er basket y er tenis, k se kiten estas mariconadas estrategicas de gesticos y escupitajos y bolas macizas tiradas con maldad, como cuando tirabas un bolon de hierro contra la canica perlada del gafotas de clase.
Hoy le di de comer a mi loro (un amazónico de frente amarilla k al k más kiere en este universo es a mí. Ya! No sabe elegir, pero a mi me reconforta su porfiadez y falta de rigor especil) una galleta de estas maría, y va el tio to listo y al ver que estaba dura la mojo en el agua para acto seguido zámparsela to agustico y guloso, y eso era justamente lo que yo acababa de hacer solo k kon lexe con nezquik. Pensé dos cosas al respecto, primera, k mi loro es cojonudo y segunda, k semos menos peculiares e inteligentes de los k nos kreemos.
Tooo guapo mi pollo (ahí con voz de jitanarro, aiba, donde saescapaor er jonatáaaaan)
Dixo esto y tras una larga sequia bloguera, vuervo al redil para solicitar otro aplazamiento de la última entrega del hombre del ponxete. Na os dejo 3 perletas de las mías y así la entradeta keda nikelada y me visitais con más paciencia.
OTRA
Tú no llamas, no llamarás, no te harás notar
Pasarás desapercibida, no te arriesgarás a forzar
Con la cabeza baja, con ese pelito tuyo que siempre te quieres cortar
Yo vegeto, vegetaré durante una semana más sobre el sofá
Mientras la inmundicia conquista mis venas, mi corazón y mi hogar
Mientras las cucarachas se dan un festín y especulan sobre cómo volar
Lo sé, te quiero, ya no vacilo, no pronostico, sólo me evado
Sólo me amargo, sólo trato de superarlo, sólo me emborracho
Te tildo de zorra, de hija puta, lo siento, no puedo evitarlo
Extraño, extrañaré tu cuerpo enjuto, tu acento azucarado, tus senos aterciopelados
Tanto, tantísimo, quizás, demasiado
OTRA
Me miraste por una vez con cariño, ambicionaste mis labios
Te olvidaste del tiempo, del pacto y me aceptaste a mi cambio
Pronto todo se rompió, vacantes malsonantes repoblaron tu cabello lacio
Yo lo acaricié, te acuné, te besé antes del ocaso
Tú te fuiste de vuelta a otros brazos, sensata al descumplir mis exigentes años
Sensata al irte de vacío por el primer atajo
Evitando de plano enredarte en mi brutal atasco
Prorrogando tu belleza pa seguir siendo pequeña, pa perpetuarte como mi milagrito aciago
OTRA
Se ahogó mi corazón en tu pecera
Coleteó tanto tiempo sin qué tú le echarás cuenta
Que al final dejo de aletear, de anhelar, de dar siempre las mismas vueltas
No te preocupes, princesa, cayó regido por su naturaleza
Cosa de la que nunca ¡NUNCA! hay que tener vergüenza
FIN
Bueno un poco decepcionantes las tres, pero hacerse mayor es lo que tiene
Una abraçada molt gruixuda, pero que muxo muxo.
Nueva York, antes conocida como nueva amsterdam, anteriormente conocida como "te choreamos esta islica y alrededores por unas piedrecitas así brillanticas, indio de los huevos (o de las plumas, como prefieran)". La foto muestra lo que viene siendo en alicante el casco antiguo, vamos.
Er beisbor, ese gran deporte tostón en el que te puedes comer un cochinillo, ahí repelando, y no perderte absolutamente nada, donde este er basket y er tenis, k se kiten estas mariconadas estrategicas de gesticos y escupitajos y bolas macizas tiradas con maldad, como cuando tirabas un bolon de hierro contra la canica perlada del gafotas de clase.
Hoy le di de comer a mi loro (un amazónico de frente amarilla k al k más kiere en este universo es a mí. Ya! No sabe elegir, pero a mi me reconforta su porfiadez y falta de rigor especil) una galleta de estas maría, y va el tio to listo y al ver que estaba dura la mojo en el agua para acto seguido zámparsela to agustico y guloso, y eso era justamente lo que yo acababa de hacer solo k kon lexe con nezquik. Pensé dos cosas al respecto, primera, k mi loro es cojonudo y segunda, k semos menos peculiares e inteligentes de los k nos kreemos.
Tooo guapo mi pollo (ahí con voz de jitanarro, aiba, donde saescapaor er jonatáaaaan)
Dixo esto y tras una larga sequia bloguera, vuervo al redil para solicitar otro aplazamiento de la última entrega del hombre del ponxete. Na os dejo 3 perletas de las mías y así la entradeta keda nikelada y me visitais con más paciencia.
OTRA
Tú no llamas, no llamarás, no te harás notar
Pasarás desapercibida, no te arriesgarás a forzar
Con la cabeza baja, con ese pelito tuyo que siempre te quieres cortar
Yo vegeto, vegetaré durante una semana más sobre el sofá
Mientras la inmundicia conquista mis venas, mi corazón y mi hogar
Mientras las cucarachas se dan un festín y especulan sobre cómo volar
Lo sé, te quiero, ya no vacilo, no pronostico, sólo me evado
Sólo me amargo, sólo trato de superarlo, sólo me emborracho
Te tildo de zorra, de hija puta, lo siento, no puedo evitarlo
Extraño, extrañaré tu cuerpo enjuto, tu acento azucarado, tus senos aterciopelados
Tanto, tantísimo, quizás, demasiado
OTRA
Me miraste por una vez con cariño, ambicionaste mis labios
Te olvidaste del tiempo, del pacto y me aceptaste a mi cambio
Pronto todo se rompió, vacantes malsonantes repoblaron tu cabello lacio
Yo lo acaricié, te acuné, te besé antes del ocaso
Tú te fuiste de vuelta a otros brazos, sensata al descumplir mis exigentes años
Sensata al irte de vacío por el primer atajo
Evitando de plano enredarte en mi brutal atasco
Prorrogando tu belleza pa seguir siendo pequeña, pa perpetuarte como mi milagrito aciago
OTRA
Se ahogó mi corazón en tu pecera
Coleteó tanto tiempo sin qué tú le echarás cuenta
Que al final dejo de aletear, de anhelar, de dar siempre las mismas vueltas
No te preocupes, princesa, cayó regido por su naturaleza
Cosa de la que nunca ¡NUNCA! hay que tener vergüenza
FIN
Bueno un poco decepcionantes las tres, pero hacerse mayor es lo que tiene
Una abraçada molt gruixuda, pero que muxo muxo.
18 de abril de 2009
Años, clavaico a la mama oiga
Hace poco cumplí 25 años, cinco lustricos. Estoy contento de haber llegado e ir bastante bien.
Durante el cumple de este año me di cuenta de varias cosas, me alegre de tener siempre a mi familia. Entendí quienes son la primera línea de amigos, quienes la segunda, quienes no son si acaso más que una burda ilusión y con quienes he perdido el contacto pero aún les guardo cariño, aunque no vuelvan a aparecer jamás. Lo digo sin vítores ni dramas, sin acritud, lo digo con algo extraño en mí, con algo de madurez.
Tres perlas relacionadas con hacerse mayor pa que no quede una entrada tan sosa:
OTRA
Durante mi niñez fuiste la reina de mis desvelos
Después me condujiste contigo a la adultez, desnudándote por completo
Ahora, pasados los años, te vuelvo a ver y tu piel, tu rostro, es tan ajeno
Tú me reconoces, yo no quiero, qué le ha ocurrido al mirar de esos carbones negros
Dónde se quebró la blancura de Blancanieves y el respingo de tus senos
Dónde marchó la amabilidad de tus labios y la dulzura de tus gestos
"Te confundes, mi cielo, yo no soy, lo siento"
Preguntas mi nombre, yo miento, "perdona, te has equivocado", reitero
Ya no eres mi recuerdo, sólo una burda cabaretera que fundió su ángel y prendió su cuerpo
Escapo disparado del comercio, mi corazón, sobrecogido, ruge su cabreo
No es justo manchar así mi cajita mágica, romper de un golpe diamantes de mi crecimiento
Me siento en un banco, miro al firmamento, inspiro, expiro, me mareo
Nunca será igual, una brizna de desazón ha avinagrado tus antiguos, tus bonitos versos
OTRA
Aquí no hay más, está prácticamente igual pero no es lo mismo
Estoy tumbado sobre las escaleras del ayer evocándolo mientras lo escudriño
El cielo sigue sombrío, cierto, delicioso es el aroma de mi infancia, pero, yo ya he crecido
OTRA
Aún es un sueño porque aún no lo he intentado
Aún me contengo, aún estoy quieto, parado, mirando abajo
Calculando riesgos, acobardado por el vértigo de estar tan alto
Aún admiro el rumor del agua cayendo, cantando
Oigo su tronío, envidio la limpieza de su impacto
Aún la impresión es gigante, las piernas me tiritan, otros con enorme plasticidad dan el salto
Sus brazos extendidos se precipitan deprisa, rectos, combativos, angelizados
Yo me contento con estar aquí, en este pedestal rocoso, en este atrio gélido y huraño
Que desalienta mi ánimo al tiempo que pospone, suspende al desagradecido fracaso
FIN
Yo por mucho que la gente se empeñe en otros, a la que más me parezco, al menos en la cara es a mi madre, hacía tiempo realmente que no lo pensaba, a fin de cuentas yo por mi mismo ya soy yo. Pero el otro día haciendo el chorra con la camarita me hice una foto, en la que, el recuerdo del rostro de mi madre de niñez se unió con el retrato allí reflejado, el gesto, la mirada, la barba no (Faltaria más, k mi madre es gallega no portuguesa. Es broma). No sé, los que no conocierais a mi madre de joven fijo que no lo entendéis pero a mi me hizo gracia y me dio ternura a la vez. Tb esto de parecerse es de hacerse mayor. Por supuesto, mi madre es muxisimo más guapa.
Alé un abrazo.
Anys i anys, per molts anys,
a la una per molts anys.
Anys i anys, per molts anys,
a les dues per molts anys.
anys i anys, per molts anys,
a les tres per molts anys.
volem que Súper t'ho passis,
bufis fort i les apaguis!
Anys i anys, per molts anys:
A la una, per molts anys!
A les dues, per molts anys!
A les tres, per molts anys!
A la una, a les dues, a les tres,
súper 3, per molts anys!!
Canción
K esplendido y musical soy conmigo mismo, felicitaciones a todos los aries, k semos los mejores. Me estoy pasando con la asiduidad, y la vida propia. No volverá a pasar. Deu
PD: Próxima entrada: mes que viene, su majestad el payo del ponxo
Durante el cumple de este año me di cuenta de varias cosas, me alegre de tener siempre a mi familia. Entendí quienes son la primera línea de amigos, quienes la segunda, quienes no son si acaso más que una burda ilusión y con quienes he perdido el contacto pero aún les guardo cariño, aunque no vuelvan a aparecer jamás. Lo digo sin vítores ni dramas, sin acritud, lo digo con algo extraño en mí, con algo de madurez.
Tres perlas relacionadas con hacerse mayor pa que no quede una entrada tan sosa:
OTRA
Durante mi niñez fuiste la reina de mis desvelos
Después me condujiste contigo a la adultez, desnudándote por completo
Ahora, pasados los años, te vuelvo a ver y tu piel, tu rostro, es tan ajeno
Tú me reconoces, yo no quiero, qué le ha ocurrido al mirar de esos carbones negros
Dónde se quebró la blancura de Blancanieves y el respingo de tus senos
Dónde marchó la amabilidad de tus labios y la dulzura de tus gestos
"Te confundes, mi cielo, yo no soy, lo siento"
Preguntas mi nombre, yo miento, "perdona, te has equivocado", reitero
Ya no eres mi recuerdo, sólo una burda cabaretera que fundió su ángel y prendió su cuerpo
Escapo disparado del comercio, mi corazón, sobrecogido, ruge su cabreo
No es justo manchar así mi cajita mágica, romper de un golpe diamantes de mi crecimiento
Me siento en un banco, miro al firmamento, inspiro, expiro, me mareo
Nunca será igual, una brizna de desazón ha avinagrado tus antiguos, tus bonitos versos
OTRA
Aquí no hay más, está prácticamente igual pero no es lo mismo
Estoy tumbado sobre las escaleras del ayer evocándolo mientras lo escudriño
El cielo sigue sombrío, cierto, delicioso es el aroma de mi infancia, pero, yo ya he crecido
OTRA
Aún es un sueño porque aún no lo he intentado
Aún me contengo, aún estoy quieto, parado, mirando abajo
Calculando riesgos, acobardado por el vértigo de estar tan alto
Aún admiro el rumor del agua cayendo, cantando
Oigo su tronío, envidio la limpieza de su impacto
Aún la impresión es gigante, las piernas me tiritan, otros con enorme plasticidad dan el salto
Sus brazos extendidos se precipitan deprisa, rectos, combativos, angelizados
Yo me contento con estar aquí, en este pedestal rocoso, en este atrio gélido y huraño
Que desalienta mi ánimo al tiempo que pospone, suspende al desagradecido fracaso
FIN
Yo por mucho que la gente se empeñe en otros, a la que más me parezco, al menos en la cara es a mi madre, hacía tiempo realmente que no lo pensaba, a fin de cuentas yo por mi mismo ya soy yo. Pero el otro día haciendo el chorra con la camarita me hice una foto, en la que, el recuerdo del rostro de mi madre de niñez se unió con el retrato allí reflejado, el gesto, la mirada, la barba no (Faltaria más, k mi madre es gallega no portuguesa. Es broma). No sé, los que no conocierais a mi madre de joven fijo que no lo entendéis pero a mi me hizo gracia y me dio ternura a la vez. Tb esto de parecerse es de hacerse mayor. Por supuesto, mi madre es muxisimo más guapa.
Alé un abrazo.
Anys i anys, per molts anys,
a la una per molts anys.
Anys i anys, per molts anys,
a les dues per molts anys.
anys i anys, per molts anys,
a les tres per molts anys.
volem que Súper t'ho passis,
bufis fort i les apaguis!
Anys i anys, per molts anys:
A la una, per molts anys!
A les dues, per molts anys!
A les tres, per molts anys!
A la una, a les dues, a les tres,
súper 3, per molts anys!!
Canción
K esplendido y musical soy conmigo mismo, felicitaciones a todos los aries, k semos los mejores. Me estoy pasando con la asiduidad, y la vida propia. No volverá a pasar. Deu
PD: Próxima entrada: mes que viene, su majestad el payo del ponxo
10 de abril de 2009
El hombre del ponxo, "el origen"
Mi odio por la tercera persona estuvo a punto de matar patéticamente, tipo tirant lo blanch, al pobre Pol Pol. Había pensado, yo que sé, un mal tropiezo en la bañera. En fin al final, el condenado se ha salvado.
EL HOMBRE DEL PONCHO III
Pol Pol se ha metido, de nuevo, en tremendo lío. Las sillas y botellas vuelan hacia su propia destrucción mientras el superhombre del poncho está focalizado en el meollo del conflicto. Al parecer, un tipo, desconocido y bastante grotesco físicamente, está encabronadísimo (cabreado*) con él. Cosa por la cual no escatima ocasión para arrear mamporros al aire de su alrededor. Finalmente, Pol Pol, utilizando una archisabida técnica espartana, le propina un buen rodillazo en las partes nobles. El barullo resulta el aliado indispensable para dar rienda suelta a una de sus especialidades, la huida. El honor que los clientes de aquella tasca le reconozcan no es algo que le preocupe lo más mínimo. En cuanto observa la ocasión (el hueco*), gatea velozmente hacia fuera.
Nadie parece haberse enterado (percatado*) de su fuga. El porche de la cantina de madrugada es un lugar frío y quejumbroso. Busca a Charly en la negrura pero, así tan agachado, no alcanza a distinguirlo. De repente, alguien le chifla dos veces. Pol Pol, instintivamente, mira en la dirección del sonido. Allí divisa, lo que parece ser, una figura femenina. Sin alternativa aparente, gatea raudo hacia ella. Al acercarse un poco más a aquella silueta, comprende, extrañado, que es la delgaducha camarera la que le ha llamado.
*M- Por aquí, por aquí. Tranquilo, yo le escondo- murmulla de forma presurosa. Mandy, la mesera pelirroja de las mil y una pecas, se siente afortunada y excitada al socorrer, de tan desdichada situación, al apuesto forajido de la mesa siete.
La linda fémina de 17 primaveras recién cumplidas lo conduce a su habitación, un cuartucho austero situado en la segunda planta de la cantina.
Para desnudarla no le hace falta cortejarla, ni siquiera hablar de forma (susurrarle algo*) agradable, sólo precisa mirarla fijamente durante medio minuto, e ir cercándola paso a paso como a un borreguito descarriado.
Cada vez que sus manos recorren (su tacto percibe*) la suave piel de una mujer, la mente de Pol Pol navega hacia otros tiempos, hacia una época de graneros, paja, amor y ternura. Reviviendo agónicamente esa adolescencia, esa vil broma del pasado, que lo mantiene vivo mientras lo vacía por dentro, poco a poco, año tras año.
Unos sigilosos pasos transportan al niño topo hacia delante. Al andrajoso crío de 14 inviernos le gusta arrastrar sus rodillas por todos lados. Sobre todo, por las huertas y viñedos cercanos. Esta deferencia no es trivial, es más bien una estratagema gastronómica, ya que siempre alguna fruta desprotegida acaba alimentando a su casi inexistente tripa.
Pol Pol de pequeño, alías el niño topo, lleva toda la cálida mañana gateando de un sitio para otro. De hecho, se ha zampado ya un par de manzanas, un puñado de zarzamoras y un racimito de uvas. Su modus operandi es bastante singular ya que se desplaza furtivamente por los surcos que han arado las bestias (mulas*), clavando sus codos a modo de coyote, quién, sin duda, es a su parecer un buen cabeza de turco.
El hombrecito de mirada perdida, de repente, se detiene tras unos arbustos de lavanda, agazapado tras haber escuchado a alguien.
Al otro lado hay una parcela (rancho*), dentro de esta, silbando una famosa sonata de Haendel, una hermosa muchacha tiende la ropa. Al espiar un poco por los claros que se abren entre rama y rama Pol Pol se estremece. Aquella muchacha de silbido poco afinado le suena, tal vez, de la iglesia.
La joven de 15 años prosigue con su labor ajena al polizonte que la observa. Sus manos algo agrietadas cuelgan una tras otra humildes prendas (algo enmarronecidas*). Los cafeteros caracoles de su cabello se distraen con el balanceo de la brisa. Su soflamada tez se enfrenta al sol sin acritud, acogiendo con simpatía sus vigorosos rayos. Su cuerpo enjuto, menudo, fresco está ya completamente desarrollado. Si no fuera por aquella carita de ángel, nadie dudaría de su adultez. El único, si acaso, el buenazo de su padre. Más pobre que las ratas pero más cariñoso que un gato hambriento. Un hombre cuya única riqueza es aquel pan del cielo que tiene como hija. Los varones, mayores ambos, partieron hará dos años al frente, y su mujer, un auténtico sargento doméstico, murió de tuberculosis con menor renuencia de la sospechada.
Pol Pol sale de su escondite para acometer a la tendedera. Ella con su vista de halcón lo reconoce inmediatamente. De sobra es conocido aquel briboncito, de carácter impetuoso y hábitos nómadas, por los alrededores. Lo que más fama le ha otorgado entre la chiquillería de la zona debe ser su puntería, se dice que fue capaz de matar a un búfalo desde 30 metros con un tirachinas. “Bah, pavadas” reniega ella algo molesta con su presencia. Aquella es su finca, su propiedad, qué demonios hace aquel energúmeno allí. Pero por otro lado, su aparición en escena le resulta una atrayente novedad.
Cloé, que así se llama ella por su abuela, no esta dispuesta a ponérselo fácil y se dedica a lo suyo sin prestar atención a aquel malcriado que se acerca hacia ella sin dilación.
*P- hola ¿Qué haces?- Cloé le lanza una mirada de desaprobación y persiste callada su tarea de hormiguita. Él se para a su lado, y la persigue allá donde va, observando cada detalle de su silueta – eo, mírame, estoy aquí, no soy un fantasma, soy una persona humana, mira dejo huellas- dice mientras pisa con fuerza el pasto. Ella ni se inmuta- ¿sabes hablar?
*C- sí, sé hablar perfectamente, incluso mejor que tú. Pero no suelo hablar cuando estoy ocupada.
*P- y ¿en que estás ocupada?
*C- en librarme de un desconocido pesado, y tender la ropa tranquila.
*P- si quieres te puedo ayudar en lo segundo, en lo primero, verás, es que desaparecer no se me da muy bien, te he dicho ya que no soy un fantasma.
*C- Tanto mejor si lo hubieras sido. No mejor déjalo, que no me fío. ¿Qué quieres?
*P- hablar contigo
*C- ¿Por?
*P- porque puede ser divertido
*C- ¿Cómo lo sabes?
*P- no lo sé, esa es la gracia. Pero seguro que tienes más conversación que un caballo que es con lo único que podría hablar en dos millas a la redonda.
*C- no sé, los relinchos me salen muy naturales. Bueno, vale. Espera por aquí.
Pol Pol en vez de sentarse tranquilo a esperar ha empezado a coger prendas del balde y las va colocando en las cuerdas con mayor maña de la prevista. Ella le mira sorprendida, sin embargo, le deja hacer. “Él solito se lo ha buscado (ha empeñado*)” justifica.
Al terminar Pol Pol pregunta raudo *P- ¿Damos un paseo?
*C- qué remedio
*P- ¿cómo te llamas?
*C- Cloé ¿Y tú?
*P- Pol. Me gusta tu nombre. Es bonico.
*C- Gracias. Mi abuela se llamaba así. Era una loca muy guapa y medio bruja que se murmura que era capaz de predecir el futuro. Mi padre dice que saqué sus ojos esmeralda, esos, que tanto temor infundían a los vecinos, y tanta ternura a mi padre- Pol Pol identifica alrededor de las pupilas de Cloé dos impactantes cristales verdes. Sin embargo, es más el rasgado gatuno que los enmarca lo que le sobrecoge, que el vivo color en sí.
*P- el mío fue porque mi padre estaba harto de tantos nombres de niño que recordar. Y le dijo al cura que me pusiera el más corto que se le ocurriera.
*C- qué sepas que tu anécdota es mucho más triste- ella sonríe con una risa cantarina algo maliciosa, ávida de travesuras.
*P- qué quieres, no todos tenemos temibles abuelas que sirven para alimentar las hogueras de los peregrinos. Algunos nos hemos de conformar con historias más normales y rutinarias. Por ejemplo, mi abuela es la típica señora mayor que guisa de perlas y se enfurruña irracionalmente de tanto en tanto como un crío de 3 años. Sobre todo con su nuera, o sea, mi madre.
*C- mi madre murió.
*P- lo siento- excusa su torpeza. Ella niega con la cabeza, haciéndose la fuerte- ¿Te acuerdas de ella? ¿Como era?
*C- muy rubia, tanto que su pelo, a veces, destellaba como el oro en el fondo de una batea. También era muy buena cosiendo remiendos. Por lo general, lo que sí era es bastante mandona. Pero lo que más me gustaba a mí de ella era lo campestre que era, tanto que a menudo… Ves aquel montículo de allí- indica, señalándole con la mano el pico de una colina cuasi desértica- pues allí detrás hay un pequeño llano dividido por un riachuelo y, en primavera ambas riberas se llenan de flores silvestres y pasto verde- Cloé suspira, mira al decolorado cielo y prosigue- antes de que se pusiera enferma nos pasábamos allí mañanas enteras haciendo calceta, picnics, volando cometas, leyendo los mismos libros una y otra vez.
*P- a mi también se me da bien hacer cometas, una vez hice una de un tejón volador, que a pesar de su condición terrestre natural era la mar de correosa en el aire- ella, risueña y distendida al fin, extiende el brazo izquierdo y encoge los dedos a modo de castañuela, como tratando de atrapar la tenue brisa que sopla. Él la ojea complacido –Pues… mi madre es más bien una mujer callada que asume su papel con bondad y paciencia. Incluso, cuando me paso de la raya y tiene que chillarme, le sale un grito muy forzado. A mí siempre me causa gracia porque parece como si un gorrión intentara imitar el rugido de un león. Es cierto que no habla, pero su mirada atigrada, a veces, expresa más que todas las palabras de la biblia juntas, contagiándose de la pena, el dolor, la alegría, el temor, el júbilo, la sorpresa de todo lo que ocurre a su vera.
*C- ¿tienes hermanos?
*P- sí, seis, pero solo vivimos en casa los pequeños, ahora soy yo el mayor. Los dos que me siguen, excelentes conductores de ferrocarriles de cartón y diestros espadachines de escobas, tienen 9 y 7 años respectivamente. La pequeña, que tiene 5, es la princesita de la casa, una damisela de alta alcurnia que toma el té todos los días a las cinco en punto con sus muñecas de trapo, perfectamente acicaladas para la ocasión. A pesar de sus tacitas de coña y el té imaginario ella es capaz de cuadrarse ante la mesita con una actitud más seria y distinguida que la mismísima reina de Inglaterra- un chasquido se emite desde la lengua de Pol Pol al enternecerse- Son buenos ñajos. Y tú, ¿tienes?
*C- dos, ambos mayores, unos hombres sanos, hechos y derechos como suele decir mi padre. Se han ido al frente a combatir Dios sabe por qué.
De repente, algo se mueve a toda prisa entre los matorrales. Parece un maldito roedor saltarín, enfilado directamente a chocarse con ellos. Ambos se apartan, asustados, tirándose contra el suelo. Caen como sacos de patatas el uno al lado del otro. Ríen de la emoción. Su tacto, por primera vez, ha experimentado el del otro. Se observan de costado largo rato, curiosos, jadeantes, aliviados. Finalmente, Pol Pol se abalanza contra ella y comienza una guerra de cosquillas. Ella ríe a rabiar, él sé sabe rendido.
CONTINUARÁ
Na más. Disfrutad de la semana santa, sobre todo, estallando huevos de mona en las confiadas frentes de amigos y familiares, jejeje.
alé, un abrazo fuertote
EL HOMBRE DEL PONCHO III
Pol Pol se ha metido, de nuevo, en tremendo lío. Las sillas y botellas vuelan hacia su propia destrucción mientras el superhombre del poncho está focalizado en el meollo del conflicto. Al parecer, un tipo, desconocido y bastante grotesco físicamente, está encabronadísimo (cabreado*) con él. Cosa por la cual no escatima ocasión para arrear mamporros al aire de su alrededor. Finalmente, Pol Pol, utilizando una archisabida técnica espartana, le propina un buen rodillazo en las partes nobles. El barullo resulta el aliado indispensable para dar rienda suelta a una de sus especialidades, la huida. El honor que los clientes de aquella tasca le reconozcan no es algo que le preocupe lo más mínimo. En cuanto observa la ocasión (el hueco*), gatea velozmente hacia fuera.
Nadie parece haberse enterado (percatado*) de su fuga. El porche de la cantina de madrugada es un lugar frío y quejumbroso. Busca a Charly en la negrura pero, así tan agachado, no alcanza a distinguirlo. De repente, alguien le chifla dos veces. Pol Pol, instintivamente, mira en la dirección del sonido. Allí divisa, lo que parece ser, una figura femenina. Sin alternativa aparente, gatea raudo hacia ella. Al acercarse un poco más a aquella silueta, comprende, extrañado, que es la delgaducha camarera la que le ha llamado.
*M- Por aquí, por aquí. Tranquilo, yo le escondo- murmulla de forma presurosa. Mandy, la mesera pelirroja de las mil y una pecas, se siente afortunada y excitada al socorrer, de tan desdichada situación, al apuesto forajido de la mesa siete.
La linda fémina de 17 primaveras recién cumplidas lo conduce a su habitación, un cuartucho austero situado en la segunda planta de la cantina.
Para desnudarla no le hace falta cortejarla, ni siquiera hablar de forma (susurrarle algo*) agradable, sólo precisa mirarla fijamente durante medio minuto, e ir cercándola paso a paso como a un borreguito descarriado.
Cada vez que sus manos recorren (su tacto percibe*) la suave piel de una mujer, la mente de Pol Pol navega hacia otros tiempos, hacia una época de graneros, paja, amor y ternura. Reviviendo agónicamente esa adolescencia, esa vil broma del pasado, que lo mantiene vivo mientras lo vacía por dentro, poco a poco, año tras año.
Unos sigilosos pasos transportan al niño topo hacia delante. Al andrajoso crío de 14 inviernos le gusta arrastrar sus rodillas por todos lados. Sobre todo, por las huertas y viñedos cercanos. Esta deferencia no es trivial, es más bien una estratagema gastronómica, ya que siempre alguna fruta desprotegida acaba alimentando a su casi inexistente tripa.
Pol Pol de pequeño, alías el niño topo, lleva toda la cálida mañana gateando de un sitio para otro. De hecho, se ha zampado ya un par de manzanas, un puñado de zarzamoras y un racimito de uvas. Su modus operandi es bastante singular ya que se desplaza furtivamente por los surcos que han arado las bestias (mulas*), clavando sus codos a modo de coyote, quién, sin duda, es a su parecer un buen cabeza de turco.
El hombrecito de mirada perdida, de repente, se detiene tras unos arbustos de lavanda, agazapado tras haber escuchado a alguien.
Al otro lado hay una parcela (rancho*), dentro de esta, silbando una famosa sonata de Haendel, una hermosa muchacha tiende la ropa. Al espiar un poco por los claros que se abren entre rama y rama Pol Pol se estremece. Aquella muchacha de silbido poco afinado le suena, tal vez, de la iglesia.
La joven de 15 años prosigue con su labor ajena al polizonte que la observa. Sus manos algo agrietadas cuelgan una tras otra humildes prendas (algo enmarronecidas*). Los cafeteros caracoles de su cabello se distraen con el balanceo de la brisa. Su soflamada tez se enfrenta al sol sin acritud, acogiendo con simpatía sus vigorosos rayos. Su cuerpo enjuto, menudo, fresco está ya completamente desarrollado. Si no fuera por aquella carita de ángel, nadie dudaría de su adultez. El único, si acaso, el buenazo de su padre. Más pobre que las ratas pero más cariñoso que un gato hambriento. Un hombre cuya única riqueza es aquel pan del cielo que tiene como hija. Los varones, mayores ambos, partieron hará dos años al frente, y su mujer, un auténtico sargento doméstico, murió de tuberculosis con menor renuencia de la sospechada.
Pol Pol sale de su escondite para acometer a la tendedera. Ella con su vista de halcón lo reconoce inmediatamente. De sobra es conocido aquel briboncito, de carácter impetuoso y hábitos nómadas, por los alrededores. Lo que más fama le ha otorgado entre la chiquillería de la zona debe ser su puntería, se dice que fue capaz de matar a un búfalo desde 30 metros con un tirachinas. “Bah, pavadas” reniega ella algo molesta con su presencia. Aquella es su finca, su propiedad, qué demonios hace aquel energúmeno allí. Pero por otro lado, su aparición en escena le resulta una atrayente novedad.
Cloé, que así se llama ella por su abuela, no esta dispuesta a ponérselo fácil y se dedica a lo suyo sin prestar atención a aquel malcriado que se acerca hacia ella sin dilación.
*P- hola ¿Qué haces?- Cloé le lanza una mirada de desaprobación y persiste callada su tarea de hormiguita. Él se para a su lado, y la persigue allá donde va, observando cada detalle de su silueta – eo, mírame, estoy aquí, no soy un fantasma, soy una persona humana, mira dejo huellas- dice mientras pisa con fuerza el pasto. Ella ni se inmuta- ¿sabes hablar?
*C- sí, sé hablar perfectamente, incluso mejor que tú. Pero no suelo hablar cuando estoy ocupada.
*P- y ¿en que estás ocupada?
*C- en librarme de un desconocido pesado, y tender la ropa tranquila.
*P- si quieres te puedo ayudar en lo segundo, en lo primero, verás, es que desaparecer no se me da muy bien, te he dicho ya que no soy un fantasma.
*C- Tanto mejor si lo hubieras sido. No mejor déjalo, que no me fío. ¿Qué quieres?
*P- hablar contigo
*C- ¿Por?
*P- porque puede ser divertido
*C- ¿Cómo lo sabes?
*P- no lo sé, esa es la gracia. Pero seguro que tienes más conversación que un caballo que es con lo único que podría hablar en dos millas a la redonda.
*C- no sé, los relinchos me salen muy naturales. Bueno, vale. Espera por aquí.
Pol Pol en vez de sentarse tranquilo a esperar ha empezado a coger prendas del balde y las va colocando en las cuerdas con mayor maña de la prevista. Ella le mira sorprendida, sin embargo, le deja hacer. “Él solito se lo ha buscado (ha empeñado*)” justifica.
Al terminar Pol Pol pregunta raudo *P- ¿Damos un paseo?
*C- qué remedio
*P- ¿cómo te llamas?
*C- Cloé ¿Y tú?
*P- Pol. Me gusta tu nombre. Es bonico.
*C- Gracias. Mi abuela se llamaba así. Era una loca muy guapa y medio bruja que se murmura que era capaz de predecir el futuro. Mi padre dice que saqué sus ojos esmeralda, esos, que tanto temor infundían a los vecinos, y tanta ternura a mi padre- Pol Pol identifica alrededor de las pupilas de Cloé dos impactantes cristales verdes. Sin embargo, es más el rasgado gatuno que los enmarca lo que le sobrecoge, que el vivo color en sí.
*P- el mío fue porque mi padre estaba harto de tantos nombres de niño que recordar. Y le dijo al cura que me pusiera el más corto que se le ocurriera.
*C- qué sepas que tu anécdota es mucho más triste- ella sonríe con una risa cantarina algo maliciosa, ávida de travesuras.
*P- qué quieres, no todos tenemos temibles abuelas que sirven para alimentar las hogueras de los peregrinos. Algunos nos hemos de conformar con historias más normales y rutinarias. Por ejemplo, mi abuela es la típica señora mayor que guisa de perlas y se enfurruña irracionalmente de tanto en tanto como un crío de 3 años. Sobre todo con su nuera, o sea, mi madre.
*C- mi madre murió.
*P- lo siento- excusa su torpeza. Ella niega con la cabeza, haciéndose la fuerte- ¿Te acuerdas de ella? ¿Como era?
*C- muy rubia, tanto que su pelo, a veces, destellaba como el oro en el fondo de una batea. También era muy buena cosiendo remiendos. Por lo general, lo que sí era es bastante mandona. Pero lo que más me gustaba a mí de ella era lo campestre que era, tanto que a menudo… Ves aquel montículo de allí- indica, señalándole con la mano el pico de una colina cuasi desértica- pues allí detrás hay un pequeño llano dividido por un riachuelo y, en primavera ambas riberas se llenan de flores silvestres y pasto verde- Cloé suspira, mira al decolorado cielo y prosigue- antes de que se pusiera enferma nos pasábamos allí mañanas enteras haciendo calceta, picnics, volando cometas, leyendo los mismos libros una y otra vez.
*P- a mi también se me da bien hacer cometas, una vez hice una de un tejón volador, que a pesar de su condición terrestre natural era la mar de correosa en el aire- ella, risueña y distendida al fin, extiende el brazo izquierdo y encoge los dedos a modo de castañuela, como tratando de atrapar la tenue brisa que sopla. Él la ojea complacido –Pues… mi madre es más bien una mujer callada que asume su papel con bondad y paciencia. Incluso, cuando me paso de la raya y tiene que chillarme, le sale un grito muy forzado. A mí siempre me causa gracia porque parece como si un gorrión intentara imitar el rugido de un león. Es cierto que no habla, pero su mirada atigrada, a veces, expresa más que todas las palabras de la biblia juntas, contagiándose de la pena, el dolor, la alegría, el temor, el júbilo, la sorpresa de todo lo que ocurre a su vera.
*C- ¿tienes hermanos?
*P- sí, seis, pero solo vivimos en casa los pequeños, ahora soy yo el mayor. Los dos que me siguen, excelentes conductores de ferrocarriles de cartón y diestros espadachines de escobas, tienen 9 y 7 años respectivamente. La pequeña, que tiene 5, es la princesita de la casa, una damisela de alta alcurnia que toma el té todos los días a las cinco en punto con sus muñecas de trapo, perfectamente acicaladas para la ocasión. A pesar de sus tacitas de coña y el té imaginario ella es capaz de cuadrarse ante la mesita con una actitud más seria y distinguida que la mismísima reina de Inglaterra- un chasquido se emite desde la lengua de Pol Pol al enternecerse- Son buenos ñajos. Y tú, ¿tienes?
*C- dos, ambos mayores, unos hombres sanos, hechos y derechos como suele decir mi padre. Se han ido al frente a combatir Dios sabe por qué.
De repente, algo se mueve a toda prisa entre los matorrales. Parece un maldito roedor saltarín, enfilado directamente a chocarse con ellos. Ambos se apartan, asustados, tirándose contra el suelo. Caen como sacos de patatas el uno al lado del otro. Ríen de la emoción. Su tacto, por primera vez, ha experimentado el del otro. Se observan de costado largo rato, curiosos, jadeantes, aliviados. Finalmente, Pol Pol se abalanza contra ella y comienza una guerra de cosquillas. Ella ríe a rabiar, él sé sabe rendido.
CONTINUARÁ
Na más. Disfrutad de la semana santa, sobre todo, estallando huevos de mona en las confiadas frentes de amigos y familiares, jejeje.
alé, un abrazo fuertote
25 de marzo de 2009
Perlas
El pasado fin de semana fue el día internacional de la poesía. Segun mi opinion, que vale el doble porque es la mía, somos el idioma paladín de este género, que le vem a fer hablamos un idioma la mar de musical y armonioso. Aunque sólo admire a uno de nuestros, Rubén Darío, ese nicaraguense que nos amó un tiempo y nos repudió después. Probablemente no hay más porque nunca me ha interesado leer poesía. Pero de los así más famosos creo que este es el más estético, el más bonito de leer.
En fin, en conmemoración a este hecho he decidido compartir una serie de perlas, que por impertinentes, no quisieron ser collar. Creo que es porque individualmente expresan ya algo, y han prescindido de esos acólitos superficiales, de mucho brillo y poco candor.
Como toda poesía se trata de unos versos melodramáticos y poco realistas. Mi interés radica, sobre todo, en que sean bonitos.
OTRA
Báilame el agua, sopla mi viento
Corta mis alas, avívame el fuego
Comparte mi frío en la azotea de Madrid
Destroza tu vida una vez más por mí
Rompe mi alma, haz el favor, arruina mi porvenir
Ámame bajito, invádeme de perfil
Vierte tus mimosos silencios sobre mí
OTRA
Salté desde las cuerdas
En un directo contra tu cabeza
En el aire, incliné el codo con todas mis fuerzas
Al final, impacté salvajemente contra la lona
Escapaste en un suspiro, ese mismo, en el que yo bramé mi derrota
OTRA
Perdí el tren del dinero
Extravié la diligencia de la bella señorita del sombrero
Adulteré la vacuna experimental que aspiraba a ser la cura de mi desespero
Rompí el mapa del tesoro maldito
Hundí el galeón que dentro de su bodega albergaba a salvo todo mi instinto
En fin, zozobré junto a toda la armada española en un tiempo record
Han bastado 5 meses, ni uno más, sólo eso
Para mi recaída en los infiernos
He prescindido de parte del cabello
Me he sumido en el más completo aburrimiento
Y mi bonito corazón ha hecho de nuevo crash por dentro
OTRA
Siento que malgasto mis días, mis horas, mis segundos pensando en ti
En ti, mujer estúpida, en ti, muchacha infantil
En ti, arpía alada con las garras coloreadas de vivo añil
Me he fallado como arquitecto de un porvenir feliz
He bajado mi listón juicioso a mero espectador de vodevil
Eres insulsa cariño, en tu cabecita no hay luces, no hay refulgir
Por no haber, sabes, no hay ni un misero candil
Pero yo parado, pasmado frente a ti, no sé sobrevivir
No alcanzo a echarle narices, no logro resurgir
No hallo el modo de escapar de ti, de mi, de este maldito laberinto que es el aquí
Y últimamente ni siquiera recupero el suficiente aliento para resistir
Para no rendirme, para no morir
OTRA
Jamás pasará, ambos lo sabemos
No eres tonta, no soy tonto, sé reconocerlo
No sufro, ya no, mi cielo
El año que viene nos caerán encima diferentes inviernos
Y sólo espero, que nos sonriamos desde bien lejos
OTRA
A veces, mis labios están a punto de pronunciar un te quiero
Sentido, sincero
Pero, al final, siempre me arrepiento
A veces estoy a un pellizco de comerte a besos
Pero a un palmo de tu linda faz, no me atrevo
Y tuerzo el pescuezo
A veces me hallo a un suspiro de rodearte entre mis brazos remeros
Pero a escasos centímetros de ti siempre tropiezo
Cayendo de bruces en mi propio infierno
Aunque no lo notes, cielo
De tanto en tanto, hablo en serio cuando bromeo
Y te confieso verdades embarradas en rodeos
Tengo infinitas ganas de llenarte de mimos
Volcarte todo cariño e instinto
Atrapar sin que los puedas apartar esos carnosos carrillos
Pero este mundo suele ser ingrato conmigo
Y mis deseosos dedos son, de por sí, demasiado finos
OTRA
Te amaré aunque se te caigan los ojos
Aunque se te ablande la firmeza, aunque se te hunda el rostro
Aunque se te esmirrien las piernas, aunque se te arrugue la barriga
Te querré aunque tu pelo se torne cano, aunque tus labios se hagan trizas
Porque lo sé, ante ti, mis latidos son las palmadas de un gigante
Aunque trate de impedirlo, aunque me medique con remedios ilegales
Soy un rollizo bebé embelesado con tu perfil mientras le cambias los pañales
hay una serie de canciones que no me saco de la cabeza últimamente: no he desentramado como colgar los enlaces de videos youtube, asín que os los dejo a las bravas, pa que vosotros mismos os emparanoyeis.
HUECCO
DJ NELSON
CALAMARO
MECANO
AMY "RONALD" MACDONALD jejeje
Na más, si os gustan, pues eso que os lleváis. El hombre del poncho III, que adelanto que tiene pinta de que va a ser una precuela, será la próxima entrada. Pero lo mismo se demora más de la cuenta debido a que odio la 3ª persona y del poco tiempo que le dedico (y tengo) a escribir prefiero fer otras cosas más importantes y divertidas.
Alé, una abraçada
En fin, en conmemoración a este hecho he decidido compartir una serie de perlas, que por impertinentes, no quisieron ser collar. Creo que es porque individualmente expresan ya algo, y han prescindido de esos acólitos superficiales, de mucho brillo y poco candor.
Como toda poesía se trata de unos versos melodramáticos y poco realistas. Mi interés radica, sobre todo, en que sean bonitos.
OTRA
Báilame el agua, sopla mi viento
Corta mis alas, avívame el fuego
Comparte mi frío en la azotea de Madrid
Destroza tu vida una vez más por mí
Rompe mi alma, haz el favor, arruina mi porvenir
Ámame bajito, invádeme de perfil
Vierte tus mimosos silencios sobre mí
OTRA
Salté desde las cuerdas
En un directo contra tu cabeza
En el aire, incliné el codo con todas mis fuerzas
Al final, impacté salvajemente contra la lona
Escapaste en un suspiro, ese mismo, en el que yo bramé mi derrota
OTRA
Perdí el tren del dinero
Extravié la diligencia de la bella señorita del sombrero
Adulteré la vacuna experimental que aspiraba a ser la cura de mi desespero
Rompí el mapa del tesoro maldito
Hundí el galeón que dentro de su bodega albergaba a salvo todo mi instinto
En fin, zozobré junto a toda la armada española en un tiempo record
Han bastado 5 meses, ni uno más, sólo eso
Para mi recaída en los infiernos
He prescindido de parte del cabello
Me he sumido en el más completo aburrimiento
Y mi bonito corazón ha hecho de nuevo crash por dentro
OTRA
Siento que malgasto mis días, mis horas, mis segundos pensando en ti
En ti, mujer estúpida, en ti, muchacha infantil
En ti, arpía alada con las garras coloreadas de vivo añil
Me he fallado como arquitecto de un porvenir feliz
He bajado mi listón juicioso a mero espectador de vodevil
Eres insulsa cariño, en tu cabecita no hay luces, no hay refulgir
Por no haber, sabes, no hay ni un misero candil
Pero yo parado, pasmado frente a ti, no sé sobrevivir
No alcanzo a echarle narices, no logro resurgir
No hallo el modo de escapar de ti, de mi, de este maldito laberinto que es el aquí
Y últimamente ni siquiera recupero el suficiente aliento para resistir
Para no rendirme, para no morir
OTRA
Jamás pasará, ambos lo sabemos
No eres tonta, no soy tonto, sé reconocerlo
No sufro, ya no, mi cielo
El año que viene nos caerán encima diferentes inviernos
Y sólo espero, que nos sonriamos desde bien lejos
OTRA
A veces, mis labios están a punto de pronunciar un te quiero
Sentido, sincero
Pero, al final, siempre me arrepiento
A veces estoy a un pellizco de comerte a besos
Pero a un palmo de tu linda faz, no me atrevo
Y tuerzo el pescuezo
A veces me hallo a un suspiro de rodearte entre mis brazos remeros
Pero a escasos centímetros de ti siempre tropiezo
Cayendo de bruces en mi propio infierno
Aunque no lo notes, cielo
De tanto en tanto, hablo en serio cuando bromeo
Y te confieso verdades embarradas en rodeos
Tengo infinitas ganas de llenarte de mimos
Volcarte todo cariño e instinto
Atrapar sin que los puedas apartar esos carnosos carrillos
Pero este mundo suele ser ingrato conmigo
Y mis deseosos dedos son, de por sí, demasiado finos
OTRA
Te amaré aunque se te caigan los ojos
Aunque se te ablande la firmeza, aunque se te hunda el rostro
Aunque se te esmirrien las piernas, aunque se te arrugue la barriga
Te querré aunque tu pelo se torne cano, aunque tus labios se hagan trizas
Porque lo sé, ante ti, mis latidos son las palmadas de un gigante
Aunque trate de impedirlo, aunque me medique con remedios ilegales
Soy un rollizo bebé embelesado con tu perfil mientras le cambias los pañales
hay una serie de canciones que no me saco de la cabeza últimamente: no he desentramado como colgar los enlaces de videos youtube, asín que os los dejo a las bravas, pa que vosotros mismos os emparanoyeis.
HUECCO
DJ NELSON
CALAMARO
MECANO
AMY "RONALD" MACDONALD jejeje
Na más, si os gustan, pues eso que os lleváis. El hombre del poncho III, que adelanto que tiene pinta de que va a ser una precuela, será la próxima entrada. Pero lo mismo se demora más de la cuenta debido a que odio la 3ª persona y del poco tiempo que le dedico (y tengo) a escribir prefiero fer otras cosas más importantes y divertidas.
Alé, una abraçada
4 de marzo de 2009
Anticipo
Na sólo poner lo del cursete.
#Sólo a ella#
Se muerde el labio inferior mientras busca en el entorno algo que no parece encontrar. Finalmente, baja la vista para disimular su nerviosismo. Su transcurrir se asemeja bastante al de un precioso cisne tratando de hallar peces en medio de un bucólico estanque sureño. No hay nadie más en la terraza costera, sólo ella.
Cuando llego yo, ya lleva aguardando 5 minutos y, por descontado, se ha acomodado al ambiente que le rodea, integrándose sin dificultad en aquella característica postal de principios de verano. Allí pace ella, embutida en la discordante butaquita de mimbre mientras sus pies de bailarina yacen, colgando plásticamente, bajo la elegante mesa ambarina del centro. Sus manos, apoyadas sobre la mesa, señalan una taza de café mediana y un libro de bolsillo aún falto de uso.
― Hola― exclamo mientras me aproximo a grandes trancos ― Siento la tardanza― Le doy un pico y me siento al compás del ronco estrépito de la silla ― Ha sido culpa de los semáforos que me tienen manía.
― Normal, como la mitad del tiempo no les haces ni puñetero caso.
― Es que son muy pesados con sus postes altotes y sus luces fosforitas, se tienen muy creído eso de andar evitando accidentes. Es como si yo le diera grandilocuencia a no asesinar cuando me entran ganas.
― Se llama previsión y civismo, no grandilocuencia. Además si tú intentarás asesinar a alguien lo mismo tendríamos que ir a rescatarte a urgencias. Por media torta bravucón.
― Como dices eso, mujer, si yo dí dos lecciones y media de Feng sui y otra más de polka con acordeón.
― Sabes que a no ser que el acordeón escondiera un kalashnikov con ese bagaje no impresionarías ni a un niño de 8 años.
― Es que yo me conformo con los de 7, son el futuro. Los de 8 ya están podridos. Una mala generación idiotizada con lo que pasara el año antes que nacieran los de 7― ella sonríe por compasión.
― ¿Qué te apetece, zángano?
― ¿Qué has pedido tú?
― Un café con leche y media tostada con aceite y sal.
― Que poco original.
― No sabía que tuviera que innovar a la hora de decantarme por lo que me gusta.
― Sí, es un fallo muy común en la gente mediocre.
― ¡Hala! te has pasao. A ver listo ¿Qué vas a tomar tú?
― Lo mismo.
― No hay cosa más triste que un mediocre copión― Profiere con cierto regodeo.
― Es qué no me apetece pensar, qué aún es mediodía.
― ¿Qué vamos a hacer esta noche?
― No sé, respirar, comer, beber y esas cosas que hace la gente chalada con tal de sobrevivir.
― Uy! Joder, que pejiguero te has levantado hoy. Con lo majo y calladito que estuviste anoche.
Le clavo la mirada mientras le susurro ― Es que anoche, no se lo digas a nadie, pero quería― Trato de dotar de un suspense misterioso al final de mi alegato ― Quería violearte― Acercamos instintivamente nuestras caras.
― Yo también, imbécil― Me lanza un tímido morreo y acaricia con su nariz la mía.
Diviso al camarero. Es un tipo alto, moreno y desgarbado, bastante desdeñoso (desmañado*) en su proceder. Acude hasta mí sin demasiado interés, anota en su libretita mi almuerzo, y se dirige parsimoniosamente hacia dentro del local.
Por fin estamos a solas. Esta guapa. Las gafas de sol sujetan su larga melena chocolate. La nata de su tez me provoca deseos de comérmela a bocados. Sus pupilas, turmalinas impuras, rugen tenues lagrimillas por culpa de una luz solar deliciosamente entrometida. Pequeñas pizcas ocres se encadenan de forma coqueta por sus mantecosos mofletes. Nos conocimos hace apenas 2 semanas pero, estos vuelcos de campana con los que mi corazón celebra su compañía me hacen entender, aunque no sé lo vaya a decir aún, que la quiero sólo a ella.
FIN
Ya pa finales de este mes pondre una nueva entrega de mi enigmático compañero de correrias.
Na a cuidarse. Un abrazo
#Sólo a ella#
Se muerde el labio inferior mientras busca en el entorno algo que no parece encontrar. Finalmente, baja la vista para disimular su nerviosismo. Su transcurrir se asemeja bastante al de un precioso cisne tratando de hallar peces en medio de un bucólico estanque sureño. No hay nadie más en la terraza costera, sólo ella.
Cuando llego yo, ya lleva aguardando 5 minutos y, por descontado, se ha acomodado al ambiente que le rodea, integrándose sin dificultad en aquella característica postal de principios de verano. Allí pace ella, embutida en la discordante butaquita de mimbre mientras sus pies de bailarina yacen, colgando plásticamente, bajo la elegante mesa ambarina del centro. Sus manos, apoyadas sobre la mesa, señalan una taza de café mediana y un libro de bolsillo aún falto de uso.
― Hola― exclamo mientras me aproximo a grandes trancos ― Siento la tardanza― Le doy un pico y me siento al compás del ronco estrépito de la silla ― Ha sido culpa de los semáforos que me tienen manía.
― Normal, como la mitad del tiempo no les haces ni puñetero caso.
― Es que son muy pesados con sus postes altotes y sus luces fosforitas, se tienen muy creído eso de andar evitando accidentes. Es como si yo le diera grandilocuencia a no asesinar cuando me entran ganas.
― Se llama previsión y civismo, no grandilocuencia. Además si tú intentarás asesinar a alguien lo mismo tendríamos que ir a rescatarte a urgencias. Por media torta bravucón.
― Como dices eso, mujer, si yo dí dos lecciones y media de Feng sui y otra más de polka con acordeón.
― Sabes que a no ser que el acordeón escondiera un kalashnikov con ese bagaje no impresionarías ni a un niño de 8 años.
― Es que yo me conformo con los de 7, son el futuro. Los de 8 ya están podridos. Una mala generación idiotizada con lo que pasara el año antes que nacieran los de 7― ella sonríe por compasión.
― ¿Qué te apetece, zángano?
― ¿Qué has pedido tú?
― Un café con leche y media tostada con aceite y sal.
― Que poco original.
― No sabía que tuviera que innovar a la hora de decantarme por lo que me gusta.
― Sí, es un fallo muy común en la gente mediocre.
― ¡Hala! te has pasao. A ver listo ¿Qué vas a tomar tú?
― Lo mismo.
― No hay cosa más triste que un mediocre copión― Profiere con cierto regodeo.
― Es qué no me apetece pensar, qué aún es mediodía.
― ¿Qué vamos a hacer esta noche?
― No sé, respirar, comer, beber y esas cosas que hace la gente chalada con tal de sobrevivir.
― Uy! Joder, que pejiguero te has levantado hoy. Con lo majo y calladito que estuviste anoche.
Le clavo la mirada mientras le susurro ― Es que anoche, no se lo digas a nadie, pero quería― Trato de dotar de un suspense misterioso al final de mi alegato ― Quería violearte― Acercamos instintivamente nuestras caras.
― Yo también, imbécil― Me lanza un tímido morreo y acaricia con su nariz la mía.
Diviso al camarero. Es un tipo alto, moreno y desgarbado, bastante desdeñoso (desmañado*) en su proceder. Acude hasta mí sin demasiado interés, anota en su libretita mi almuerzo, y se dirige parsimoniosamente hacia dentro del local.
Por fin estamos a solas. Esta guapa. Las gafas de sol sujetan su larga melena chocolate. La nata de su tez me provoca deseos de comérmela a bocados. Sus pupilas, turmalinas impuras, rugen tenues lagrimillas por culpa de una luz solar deliciosamente entrometida. Pequeñas pizcas ocres se encadenan de forma coqueta por sus mantecosos mofletes. Nos conocimos hace apenas 2 semanas pero, estos vuelcos de campana con los que mi corazón celebra su compañía me hacen entender, aunque no sé lo vaya a decir aún, que la quiero sólo a ella.
FIN
Ya pa finales de este mes pondre una nueva entrega de mi enigmático compañero de correrias.
Na a cuidarse. Un abrazo
3 de febrero de 2009
El hombre del ponxo, "El regreso"
Rafa eres el mejor coño, que fin de semana me has regalao. Vaya par de partidos. El más grande. A ver si cuando vaya pa alicante juego al tenis o al frontenis o aunque sea al ping pong(no pido muxo). en fin la entrada de hoy va a ser ingente pa que no os quejeis. Primeramente una cosa que me mandaron en el cursete y ya que la van a ver extraños porque no vosotros:
Dos momentos
#1#
Al abrir sus ojos aquella mañana vislumbró, por primera vez, como hostil aquella habitación coqueta y ordenada. De manera instintiva contrajo su cuerpo hasta la mínima expresión y se tapó por encima de la cabeza.
La oruguita holgazana que ahora encarnaba se aferraba con mimo a su crisálida-edredón. Su vientre era un acordeón que baladeaba lentamente, paladeando la armonía de sus cálidos altibajos. Su subconsciente, de momento, había ganado la batalla.
Tras la empañada ventana de aquel cuarto caían, como plumas abreviadas, finos copos de nieve. Un cielo huraño parecía, al fin, otorgarle la razón. Pero en realidad lo que realmente le estaba dando era una buena excusa para no hacer lo qué de todas formas no iba a hacer.
#2#
Tras cincuenta minutos de quietud el bicho mofletudo vuelve a asomar el pescuezo. Mira a través del cristal cómo cae la nieve. Se restriega por un instante los ojos para retirarse las legañas que le impedían traspasar con la mirada el costado derecho de su almohada ¿Dónde se han ido las lágrimas de ayer? ¿Se han secado? ¿O acaso al evaporarse se han congelado sobre la deshumanizada metrópolis? Por qué demonios ahora no son más que ridículas motas blancas, que a nadie rasgan, que a nadie hieren. Resbaladizo tapiz, escasamente amontonado, con el qué hasta los mayores se entretienen.
Su melena canela permanece dormida, esparcida en silencio. Su voz, agrietada y espesa, se niega a volver a sollozar "ya basta de melodramas, mujer adulta, un poco de dignidad" discutir con abstracciones de su organismo es un sucedáneo algo cruel y trastornado (psicótico*) del tono carrasposo con el que realmente anhela conversar. Suspira, son sus brazos, esos pesados apéndices de oso pardo que la rodeaban sin escapatoria aparente cada mañana, lo que más anhela, lo que en verdad extraña.
Finalmente, se levanta, acude a la cocina y acalla con pragmatismo la autodestructiva voz de su desanimo. La gula nunca falla y las tortitas, receta de mama, deben ejemplificar una de sus versiones más exitosas.
La niña caprichosa y delicada no lo sabe aún pero guarda en su interior una mujer fuerte que tras cada batacazo emerge, empecinada en auxiliarla. Empecinada en reconducirla de vuelta al camino de lobos feroces, unicornios extintos y hienas carroñeras.
Fin
A ver quiero explicar lo que significan los tres ultimos animales(no es que os considere tontitos, es una simple aclaración): gente que te ataca de cara y te hiere, te rasga, te lastima (lobo), espejismos que ocurren poco a menudo pero que en el fondo no son más(ilusiones) que un mito inalcanzable (unicornio) y gente que te acecha por la espalda para finalmente aprovecharse de ti (hienas). Sí es sintomático de mi concepción algo pesimista de la vida. Tranquilos, que me positivizare siguiendo a un paradigmatico modelo de conducta como es Louis Van Gaal.
Bueno segunda cuestión: lo prometido
Batman tiene el batmovil, superman su capa de reinona y Pol Pol: un caballo noblote y medio retrasao que si le tientas muxo lo mismo haría de Robín, ahí, con el traje bien ceñidito.
EL HOMBRE DEL PONCHO DOS
Charlatán es un caballo alazano bastante tímido. No está convencido de su nombre, puesto a traición, pero como Pol Pol normalmente lo acorta para llamarlo Charly ha decidido (asumido/concedido/convenido*), finalmente, que no hay problema.
En este preciso instante, lleva a lomos a su dueño, aunque él nunca diría dueño, más bien, Pol Pol es su socio, su compañero, y por mucho que le cueste reconocerlo, su amigo, su mejor amigo. “Maldito bípedo” refunfuña por séptima vez en este trayecto. Se dirigen hacía la cantina, ya no queda nada, tampoco es que estuvieran muy lejos. No han ido por una travesía demasiado penosa (angosta*), es más, esta siendo un paseo (una senda*) bastante ameno y refrescante. En cuanto al destino, sin duda, la cantina no es un mal sitio para pasar una cálida noche estrellada. Aquel caserón de madera algo picado y ceniciento posee ciertos encantos indetectables a primera vista (por el ojo novato*). Pol Pol mencionaría otros más libidinosos pero en lo referente a Charly, su deferencia por el local es de otro cantar (un calado bien diferente*).
Él destacaría en primer lugar aquel enorme y bien acondicionado abrevadero donde el heno suele ser fresco y crujiente y el agua es renovada con cierta regularidad. Otras cosas que le complacen, y con las que suele encandilarse a menudo, son las luces y la música que durante las intermitentes actuaciones de variedades amenizan el ambiente. Espectáculo que se desliza con bastante limpidez desde el interior hacia el exterior por cada rendija, por cada ventana, por cada abertura de la desconchada fachada. Además de tanto en tanto pasa un buen rato olisqueando y flirteando con alguna de las maduritas yeguas que le aparcan al lado. Si algún día le acercan alguna jovenzuela, cosa por lo general poco común, él preferirá hacerla enojar, no por maldad, si no, por puro entretenimiento. A los caballos, mala calaña como él todos, simplemente, los ignora.
Hoy en día Charly es un equino coqueto que es cepillado con mimo dos veces a la semana. Se trata de un cuadrúpedo, por sintetizar, esbelto y bien cuidado. Condición muy diferente a cuando se conocieron Pol Pol y él. Dos soledades en medio de una oscuridad alunada.
Hay dos cosas fundamentales que saber de Charly antes de rememorar aquel primer encuentro. La primera es bastante difícil de creer, pero, es totalmente cierta. Charly comprende e incluso rebuzna el lenguaje humano. Algunos lo considerarían un don, para él, es una calamidad que sobrelleva con bastante discreción. La segunda, en comparación, parece menos importante pero quizás tenga algo que ver con su habilidad lingüística. Charly es un mestizo, pero no un mestizo sencillo, su sangre por ambos bandos tiene más cruces que un perro callejero. Un palurdo ranchero sabiendo esto, quizás, se sorprenderá de que al alcanzar la adultez el penco multirracial no haya degenerado en una mula de carga retrasada y estéril. Un investigador del genoma, sin embargo, se extrañará de la correcta proporción anatómica del individuo, que según sus cálculos debería haber sido un engendro de robusto cuerpo, orejas gachas y patas arqueadamente endebles.
Aquella extravagante unión ocurrió hace más de 3 años durante la bisoñez de un verano corriente y moliente. Pol Pol había salido malparado de un chanchullo demasiado chapucero, incluso para él. Tras varios forcejeos y disparos desatinados había sido obligado a utilizar un plan B inexistente. Escopeteado hacia el basto y gélido matorral del barranco Matacabras. Él, su poncho completamente sudado y su sonrisilla eternizada por la adrenalina sobrante del susto vagaban por una vaguada más verde y arbórea de lo que cabría esperar del lejano oeste. Antes de toparse con Charly en medio del riachuelo, recorrió 5 millas silbando. Relajado, evocando, como siempre que silbaba en mitad de ninguna parte, el rasgado de los ojos esmeralda de su puntiaguda espinita. Aquel era un rostro cándido y gatuno, escogidamente vital, que fondeaba agridulcemente en la profundidad de su empequeñecido corazón.
Por lo que respecta a Charly, su presencia allí se debía a causas diametralmente diferentes a las de Pol Pol. Él también había escapado de algo y finalmente, tras 5 días de huída, deambulaba por aquella vaguada coronada por un barranco, en su opinión, demasiado siniestro. Su paso, parsimonioso y esforzado, estaba perfectamente sincronizado con su entrecortada respiración. Lo cierto es que últimamente las únicas sensaciones que llegaba a discernir eran harto desagradables. Todo debido al hambre cuasi endémica que acumulaba desde su huída. Su vista enfocaba una mezcla mal ensamblada de visión doble y visión borrosa, sentía nauseas que al mismo tiempo contraían su esternón hacia dentro, sin embargo, lo más angustiante para él eran los temblores fríos y espasmódicos que padecía cada vez que el calor apretaba un poco más de la cuenta. Su tónica de actuación en los dos últimos días lo asemejaba con bastante realismo a un zombi que recorre un interminable laberinto de maizales.
Salir vivo tras el asalto y asesinato de tu indeseable patrón no es tarea fácil. Se prometió, una vez observada la mala ralea de sus captores “yo no vuelvo a servir a un villano”, relinchó con bravura, realizó un trompo violento y galopó, galopó hacia la libertad, hacia la inseguridad de lo desconocido.
Charly se paró antes que Pol Pol a beber. Tomó largos tragos, se aseó un poco el hocico e intentó espabilarse chapoteando un rato cerca de la orilla. Justo cuando se disponía a reemprender la marcha, vio venir atropelladamente a Pol Pol. Primero creyó que se trataba de una fiera de rapiña que merodeaba sin cautela alguna, luego, al prestar mayor atención, distinguió la maldita especie del animal que se precipitaba contra él. “Ridículo bípedo de poncho oscuro, exceptuando a los mejicanos, quién en su sano juicio lleva poncho por propia voluntad, qué prenda tan absurda aquella que te has de remangar para comer” rezongó aunque Charly, en realidad, como toda bestia naturista consideraba fútil cualquier tipo de vestimenta.
*C- eh, tú. Quieto parao ¿Qué intentas?- relinchó. No era un sonido acorde a la nobleza y la elegancia propia de los caballos. Más bien, era una vocecilla impertinentemente patética.
*P- montarte- respondió con suma naturalidad. Pol Pol en ningún momento pensó que aquella extravagante voz se tratara de una alucinación. No buscó explicaciones racionales que se excusasen en la fatiga del extenuante paseo, no creyó haber sufrido la jugarreta de un trastorno fugaz y dio por sentado, de manera categórica, que su psique conservaba plenitud de facultades. Si él había oído la voz del caballo era porque este había hablado. A fin de cuentas, después de un día tan rocambolesco otra locura más sólo lograba agregar (dotaba de*) normalidad al asunto.
*C- ¿Cómo qué montarme? ¿Acaso nos conocemos de algo?, maldito simio- el famélico animal parecía a ojos de Pol Pol totalmente ebrio. El cansancio extremo le había provocado una ligera parálisis del labio inferior que acentuaba, sin compasión, aquella pronunciación ya de por sí torpe y hosca.
*P- no pero si quieres me presento. Me llamo Pol Pol ¿y usted, señor caballo qué habla?
*C- me llamo como me sale de las narices, ¿qué pasa?
*P- Comomesaledelasnarices, un nombre un poco largo pero dado el caso tampoco extraña. Encantado Comomesaledelasnarices- Charly alias Comomesaledelasnarices no se pudo contener y lanzó una aguda carcajada hacia la tenue brisa nocturna. A pesar de su habilidad especial no destacaba precisamente por ser un animal demasiado avispado. Era un pobre buenazo curado de tal inocencia a patadas. Receloso como consecuencia de los amargos tragos de la experiencia no como condición (característica/peculiaridad*) inherente a su ser - venga, que te montare con cariño, guapo-
*C- mira como te acerques más te doy una coz que te mando a la luna-
*P- sería estupendo, siempre quise saber si en verdad sabe a queso. Sabes, me encanta el queso, sobre todo, los de importación ¿Qué sería el caso, no?... De hecho, mi madre de pequeño se cuestionaba demasiado a menudo si había parido un ratón gigante o un humano roedor. Además ten en cuenta las connotaciones del acto en sí… sería una proeza, un hito. A lo más alto que cualquiera, incluido un servidor, puede aspirar-
*C- tú no te rind….- su cuello hizo un escorzo y se desplomo sobre el costado derecho. La pobre bestia desfallecida no volvería a abrir los ojos hasta la mañana siguiente.
Al día siguiente el astro rey pareció haber sido degradado a principito. El cielo estaba despejado pero él apenas importunaba con sus menudencias caloríficas. Cuando Charly abrió los ojos tenia frente al hocico dos relucientes zanahorias, un par de caramelos de café y un cuenco de agua bastante rústico (precario*). El carismático humano, de cuclillas, trataba de prender un fuego. Tras él, acomodados encima de su poncho deshumanizado, había un par de huevos de ave sin identificar y un roedor, parecido a una liebre pequeña pero más salvaje, aún por deshollinar.
*P- comete eso idiota, que de trotar descabezado no he conocido aún a nadie que se alimente ¡Hábrase visto un equino a dieta de aire y agua!- vociferó indignado - que el ayuno es para los cristianos no para los jamelgos moribundos de largo nombre- advirtió.
Es cierto que no había probado bocado desde la fuga. Pero no por inquietudes suicidas o por un calculado abandono producto de esta contingencia carente de certidumbres. Si no por miedo, un irracional miedo (susto*) que colapso su cerebro y desterró a su instinto de supervivencia a un infierno esquizofrénico y autodestructivo. Dedicado exclusivamente a escapar, a huir de allí, olvidó el pasto, los frutos, los siempre insuficientes azucarillos y por poco olvida también su propia vida.
Charly elevó sus finos labios, abrió su prominente dentadura y comió.
CONTINUARÁ
En fin ya os contaré como siguio la mañana aunque creo que la próxima historia debe incluir una fémina, ya está bien de onanismos y zooflilias. Que Pol Pol es un Killer del area, no hay que desprestigiarlo.
Que manera de destrozar canciones de verdad. Me lo pase genial en el karaoke. Cantando en plan heavy libre de nino bravo. que partida de ojal.
Me quedo con la frase de una cancion antiquisima, creo que de Rocío Jurado. Que la canto una señora que cantaba mu bien, todo sea dicho (no como nosotros)
No debía de quererte
no debía de quererte
y sin embargo te quiero
A ver si voy pa alicante que hay ganas. Que se acaben ya los putos examenes que estoy viejo pa obviedades: que es la sociología (sobre todo, en el caso de casi toda la moderna, los iniciáticos tienen su mérito): un invento de una panda de repipis acomodaos que se quedan agusto esplayando durante todo un tochazo de libro tres obviedades extraibles de un solo refrán. No sé como les pagan por decir que el cielo es azul, de verdad.
si habeis conseguido leer todo hasta aquí, recibid mis más calurosos parabienes ¡aiba que chorrazo como dirian los de la hora chanante! Un abrazo a toos. Alé mama, estarás contenta, no?. ahí van dos tazones de sopa.
PD: Lo típico, deseadme mierda pa los examenes (que es bien calentica). Yo os la deseo a los que tb tengais. Y en los asteriscos puntillados decidme preferencias y eso... byz byz
PPD: Por cierto, desmitificar las nieves de Madrid. La primera no fue pa tanto. De hecho yo la disfrute mil, fue super linda, yo con mis bolazos a la pobre incauta. Y la de hace poco fue de agua chirri, no cuajo na. Ademas es super bonito ver too blanco. Dios nos epata, cosa que consigue con los de mar como yo que nos maravillamos con sus diminutas borlitas de algodón helado. Te debo un par ya tipo omnipotente
Dos momentos
#1#
Al abrir sus ojos aquella mañana vislumbró, por primera vez, como hostil aquella habitación coqueta y ordenada. De manera instintiva contrajo su cuerpo hasta la mínima expresión y se tapó por encima de la cabeza.
La oruguita holgazana que ahora encarnaba se aferraba con mimo a su crisálida-edredón. Su vientre era un acordeón que baladeaba lentamente, paladeando la armonía de sus cálidos altibajos. Su subconsciente, de momento, había ganado la batalla.
Tras la empañada ventana de aquel cuarto caían, como plumas abreviadas, finos copos de nieve. Un cielo huraño parecía, al fin, otorgarle la razón. Pero en realidad lo que realmente le estaba dando era una buena excusa para no hacer lo qué de todas formas no iba a hacer.
#2#
Tras cincuenta minutos de quietud el bicho mofletudo vuelve a asomar el pescuezo. Mira a través del cristal cómo cae la nieve. Se restriega por un instante los ojos para retirarse las legañas que le impedían traspasar con la mirada el costado derecho de su almohada ¿Dónde se han ido las lágrimas de ayer? ¿Se han secado? ¿O acaso al evaporarse se han congelado sobre la deshumanizada metrópolis? Por qué demonios ahora no son más que ridículas motas blancas, que a nadie rasgan, que a nadie hieren. Resbaladizo tapiz, escasamente amontonado, con el qué hasta los mayores se entretienen.
Su melena canela permanece dormida, esparcida en silencio. Su voz, agrietada y espesa, se niega a volver a sollozar "ya basta de melodramas, mujer adulta, un poco de dignidad" discutir con abstracciones de su organismo es un sucedáneo algo cruel y trastornado (psicótico*) del tono carrasposo con el que realmente anhela conversar. Suspira, son sus brazos, esos pesados apéndices de oso pardo que la rodeaban sin escapatoria aparente cada mañana, lo que más anhela, lo que en verdad extraña.
Finalmente, se levanta, acude a la cocina y acalla con pragmatismo la autodestructiva voz de su desanimo. La gula nunca falla y las tortitas, receta de mama, deben ejemplificar una de sus versiones más exitosas.
La niña caprichosa y delicada no lo sabe aún pero guarda en su interior una mujer fuerte que tras cada batacazo emerge, empecinada en auxiliarla. Empecinada en reconducirla de vuelta al camino de lobos feroces, unicornios extintos y hienas carroñeras.
Fin
A ver quiero explicar lo que significan los tres ultimos animales(no es que os considere tontitos, es una simple aclaración): gente que te ataca de cara y te hiere, te rasga, te lastima (lobo), espejismos que ocurren poco a menudo pero que en el fondo no son más(ilusiones) que un mito inalcanzable (unicornio) y gente que te acecha por la espalda para finalmente aprovecharse de ti (hienas). Sí es sintomático de mi concepción algo pesimista de la vida. Tranquilos, que me positivizare siguiendo a un paradigmatico modelo de conducta como es Louis Van Gaal.
Bueno segunda cuestión: lo prometido
Batman tiene el batmovil, superman su capa de reinona y Pol Pol: un caballo noblote y medio retrasao que si le tientas muxo lo mismo haría de Robín, ahí, con el traje bien ceñidito.
EL HOMBRE DEL PONCHO DOS
Charlatán es un caballo alazano bastante tímido. No está convencido de su nombre, puesto a traición, pero como Pol Pol normalmente lo acorta para llamarlo Charly ha decidido (asumido/concedido/convenido*), finalmente, que no hay problema.
En este preciso instante, lleva a lomos a su dueño, aunque él nunca diría dueño, más bien, Pol Pol es su socio, su compañero, y por mucho que le cueste reconocerlo, su amigo, su mejor amigo. “Maldito bípedo” refunfuña por séptima vez en este trayecto. Se dirigen hacía la cantina, ya no queda nada, tampoco es que estuvieran muy lejos. No han ido por una travesía demasiado penosa (angosta*), es más, esta siendo un paseo (una senda*) bastante ameno y refrescante. En cuanto al destino, sin duda, la cantina no es un mal sitio para pasar una cálida noche estrellada. Aquel caserón de madera algo picado y ceniciento posee ciertos encantos indetectables a primera vista (por el ojo novato*). Pol Pol mencionaría otros más libidinosos pero en lo referente a Charly, su deferencia por el local es de otro cantar (un calado bien diferente*).
Él destacaría en primer lugar aquel enorme y bien acondicionado abrevadero donde el heno suele ser fresco y crujiente y el agua es renovada con cierta regularidad. Otras cosas que le complacen, y con las que suele encandilarse a menudo, son las luces y la música que durante las intermitentes actuaciones de variedades amenizan el ambiente. Espectáculo que se desliza con bastante limpidez desde el interior hacia el exterior por cada rendija, por cada ventana, por cada abertura de la desconchada fachada. Además de tanto en tanto pasa un buen rato olisqueando y flirteando con alguna de las maduritas yeguas que le aparcan al lado. Si algún día le acercan alguna jovenzuela, cosa por lo general poco común, él preferirá hacerla enojar, no por maldad, si no, por puro entretenimiento. A los caballos, mala calaña como él todos, simplemente, los ignora.
Hoy en día Charly es un equino coqueto que es cepillado con mimo dos veces a la semana. Se trata de un cuadrúpedo, por sintetizar, esbelto y bien cuidado. Condición muy diferente a cuando se conocieron Pol Pol y él. Dos soledades en medio de una oscuridad alunada.
Hay dos cosas fundamentales que saber de Charly antes de rememorar aquel primer encuentro. La primera es bastante difícil de creer, pero, es totalmente cierta. Charly comprende e incluso rebuzna el lenguaje humano. Algunos lo considerarían un don, para él, es una calamidad que sobrelleva con bastante discreción. La segunda, en comparación, parece menos importante pero quizás tenga algo que ver con su habilidad lingüística. Charly es un mestizo, pero no un mestizo sencillo, su sangre por ambos bandos tiene más cruces que un perro callejero. Un palurdo ranchero sabiendo esto, quizás, se sorprenderá de que al alcanzar la adultez el penco multirracial no haya degenerado en una mula de carga retrasada y estéril. Un investigador del genoma, sin embargo, se extrañará de la correcta proporción anatómica del individuo, que según sus cálculos debería haber sido un engendro de robusto cuerpo, orejas gachas y patas arqueadamente endebles.
Aquella extravagante unión ocurrió hace más de 3 años durante la bisoñez de un verano corriente y moliente. Pol Pol había salido malparado de un chanchullo demasiado chapucero, incluso para él. Tras varios forcejeos y disparos desatinados había sido obligado a utilizar un plan B inexistente. Escopeteado hacia el basto y gélido matorral del barranco Matacabras. Él, su poncho completamente sudado y su sonrisilla eternizada por la adrenalina sobrante del susto vagaban por una vaguada más verde y arbórea de lo que cabría esperar del lejano oeste. Antes de toparse con Charly en medio del riachuelo, recorrió 5 millas silbando. Relajado, evocando, como siempre que silbaba en mitad de ninguna parte, el rasgado de los ojos esmeralda de su puntiaguda espinita. Aquel era un rostro cándido y gatuno, escogidamente vital, que fondeaba agridulcemente en la profundidad de su empequeñecido corazón.
Por lo que respecta a Charly, su presencia allí se debía a causas diametralmente diferentes a las de Pol Pol. Él también había escapado de algo y finalmente, tras 5 días de huída, deambulaba por aquella vaguada coronada por un barranco, en su opinión, demasiado siniestro. Su paso, parsimonioso y esforzado, estaba perfectamente sincronizado con su entrecortada respiración. Lo cierto es que últimamente las únicas sensaciones que llegaba a discernir eran harto desagradables. Todo debido al hambre cuasi endémica que acumulaba desde su huída. Su vista enfocaba una mezcla mal ensamblada de visión doble y visión borrosa, sentía nauseas que al mismo tiempo contraían su esternón hacia dentro, sin embargo, lo más angustiante para él eran los temblores fríos y espasmódicos que padecía cada vez que el calor apretaba un poco más de la cuenta. Su tónica de actuación en los dos últimos días lo asemejaba con bastante realismo a un zombi que recorre un interminable laberinto de maizales.
Salir vivo tras el asalto y asesinato de tu indeseable patrón no es tarea fácil. Se prometió, una vez observada la mala ralea de sus captores “yo no vuelvo a servir a un villano”, relinchó con bravura, realizó un trompo violento y galopó, galopó hacia la libertad, hacia la inseguridad de lo desconocido.
Charly se paró antes que Pol Pol a beber. Tomó largos tragos, se aseó un poco el hocico e intentó espabilarse chapoteando un rato cerca de la orilla. Justo cuando se disponía a reemprender la marcha, vio venir atropelladamente a Pol Pol. Primero creyó que se trataba de una fiera de rapiña que merodeaba sin cautela alguna, luego, al prestar mayor atención, distinguió la maldita especie del animal que se precipitaba contra él. “Ridículo bípedo de poncho oscuro, exceptuando a los mejicanos, quién en su sano juicio lleva poncho por propia voluntad, qué prenda tan absurda aquella que te has de remangar para comer” rezongó aunque Charly, en realidad, como toda bestia naturista consideraba fútil cualquier tipo de vestimenta.
*C- eh, tú. Quieto parao ¿Qué intentas?- relinchó. No era un sonido acorde a la nobleza y la elegancia propia de los caballos. Más bien, era una vocecilla impertinentemente patética.
*P- montarte- respondió con suma naturalidad. Pol Pol en ningún momento pensó que aquella extravagante voz se tratara de una alucinación. No buscó explicaciones racionales que se excusasen en la fatiga del extenuante paseo, no creyó haber sufrido la jugarreta de un trastorno fugaz y dio por sentado, de manera categórica, que su psique conservaba plenitud de facultades. Si él había oído la voz del caballo era porque este había hablado. A fin de cuentas, después de un día tan rocambolesco otra locura más sólo lograba agregar (dotaba de*) normalidad al asunto.
*C- ¿Cómo qué montarme? ¿Acaso nos conocemos de algo?, maldito simio- el famélico animal parecía a ojos de Pol Pol totalmente ebrio. El cansancio extremo le había provocado una ligera parálisis del labio inferior que acentuaba, sin compasión, aquella pronunciación ya de por sí torpe y hosca.
*P- no pero si quieres me presento. Me llamo Pol Pol ¿y usted, señor caballo qué habla?
*C- me llamo como me sale de las narices, ¿qué pasa?
*P- Comomesaledelasnarices, un nombre un poco largo pero dado el caso tampoco extraña. Encantado Comomesaledelasnarices- Charly alias Comomesaledelasnarices no se pudo contener y lanzó una aguda carcajada hacia la tenue brisa nocturna. A pesar de su habilidad especial no destacaba precisamente por ser un animal demasiado avispado. Era un pobre buenazo curado de tal inocencia a patadas. Receloso como consecuencia de los amargos tragos de la experiencia no como condición (característica/peculiaridad*) inherente a su ser - venga, que te montare con cariño, guapo-
*C- mira como te acerques más te doy una coz que te mando a la luna-
*P- sería estupendo, siempre quise saber si en verdad sabe a queso. Sabes, me encanta el queso, sobre todo, los de importación ¿Qué sería el caso, no?... De hecho, mi madre de pequeño se cuestionaba demasiado a menudo si había parido un ratón gigante o un humano roedor. Además ten en cuenta las connotaciones del acto en sí… sería una proeza, un hito. A lo más alto que cualquiera, incluido un servidor, puede aspirar-
*C- tú no te rind….- su cuello hizo un escorzo y se desplomo sobre el costado derecho. La pobre bestia desfallecida no volvería a abrir los ojos hasta la mañana siguiente.
Al día siguiente el astro rey pareció haber sido degradado a principito. El cielo estaba despejado pero él apenas importunaba con sus menudencias caloríficas. Cuando Charly abrió los ojos tenia frente al hocico dos relucientes zanahorias, un par de caramelos de café y un cuenco de agua bastante rústico (precario*). El carismático humano, de cuclillas, trataba de prender un fuego. Tras él, acomodados encima de su poncho deshumanizado, había un par de huevos de ave sin identificar y un roedor, parecido a una liebre pequeña pero más salvaje, aún por deshollinar.
*P- comete eso idiota, que de trotar descabezado no he conocido aún a nadie que se alimente ¡Hábrase visto un equino a dieta de aire y agua!- vociferó indignado - que el ayuno es para los cristianos no para los jamelgos moribundos de largo nombre- advirtió.
Es cierto que no había probado bocado desde la fuga. Pero no por inquietudes suicidas o por un calculado abandono producto de esta contingencia carente de certidumbres. Si no por miedo, un irracional miedo (susto*) que colapso su cerebro y desterró a su instinto de supervivencia a un infierno esquizofrénico y autodestructivo. Dedicado exclusivamente a escapar, a huir de allí, olvidó el pasto, los frutos, los siempre insuficientes azucarillos y por poco olvida también su propia vida.
Charly elevó sus finos labios, abrió su prominente dentadura y comió.
CONTINUARÁ
En fin ya os contaré como siguio la mañana aunque creo que la próxima historia debe incluir una fémina, ya está bien de onanismos y zooflilias. Que Pol Pol es un Killer del area, no hay que desprestigiarlo.
Que manera de destrozar canciones de verdad. Me lo pase genial en el karaoke. Cantando en plan heavy libre de nino bravo. que partida de ojal.
Me quedo con la frase de una cancion antiquisima, creo que de Rocío Jurado. Que la canto una señora que cantaba mu bien, todo sea dicho (no como nosotros)
No debía de quererte
no debía de quererte
y sin embargo te quiero
A ver si voy pa alicante que hay ganas. Que se acaben ya los putos examenes que estoy viejo pa obviedades: que es la sociología (sobre todo, en el caso de casi toda la moderna, los iniciáticos tienen su mérito): un invento de una panda de repipis acomodaos que se quedan agusto esplayando durante todo un tochazo de libro tres obviedades extraibles de un solo refrán. No sé como les pagan por decir que el cielo es azul, de verdad.
si habeis conseguido leer todo hasta aquí, recibid mis más calurosos parabienes ¡aiba que chorrazo como dirian los de la hora chanante! Un abrazo a toos. Alé mama, estarás contenta, no?. ahí van dos tazones de sopa.
PD: Lo típico, deseadme mierda pa los examenes (que es bien calentica). Yo os la deseo a los que tb tengais. Y en los asteriscos puntillados decidme preferencias y eso... byz byz
PPD: Por cierto, desmitificar las nieves de Madrid. La primera no fue pa tanto. De hecho yo la disfrute mil, fue super linda, yo con mis bolazos a la pobre incauta. Y la de hace poco fue de agua chirri, no cuajo na. Ademas es super bonito ver too blanco. Dios nos epata, cosa que consigue con los de mar como yo que nos maravillamos con sus diminutas borlitas de algodón helado. Te debo un par ya tipo omnipotente
1 de enero de 2009
El hombre del ponxo
Hola buenas, feliz año a todos. 2009 será bueno, hará sus deberes todas las tardes, se comerá hasta la última verdura del plato y se ira a dormir pronto a la cama. Sé que ya no hay marcha atrás, es hora de cambiar ciertas cosas y voy hacerlo. Ya no soy el mismo ni quiero serlo.
El caso es que como estoy harto de mi vida voy a hacer un experimento. Os voy a presentar a alguien. Un personaje propio, algo malcarado y anticuado. Quiero comprobar que tal os cae. De momento sólo os lo muestro después ya os contaré acerca de sus hazañas y aventuras. Es, sobre todo, una excusa para obligarme a practicar la tercera persona narrativa que tan poco me gusta (viva la primera, contar las cosas de primera mano, ser el puto protagonista, sentir la brisa emanada de tu propia imaginación).
EL HOMBRE DEL PONCHO
Pol Pol ya no se pregunta qué demonios hace en medio del desierto, se ha acostumbrado a las ventiscas de arena, al aire seco, al calor sofocante, a la mugre y a las liendres con las que comparte su agria sangre. Su cuerpo se ha adaptado a aquellas condiciones extremas mejor que un parásito asesino a un mal huésped. Además domina al dedillo todas las artes que requiere el lugar: sabe ir de tipo duro, sabe como hacer que nadie le tosa, sabe como escupir groseramente, sabe como matar con el leve pestañeo de su mirada, sabe como ahogar cualquier remordimiento, sabe como meterse en las bragas de las damas más refinadas y como pagar el mínimo precio por los servicios de aquellas que no lo son tanto. Su carácter también es perfecto para el contexto padecido, es claro, conciso, no malgasta palabra e infunde respeto allá por donde anda.
Viste básicamente con un poncho marrón polvoriento que jamás, ni en los días más bochornosos (abrasantes*), se quita. Es un recuerdo, pero él jamás contará nada acerca de su procedencia. No hay espacio para blandunguerías (el sentimentalismo*) en el lejano oeste.
Su piel está bronceada, acetrinada a causa de sus asiduos escarceos con el sol. Desperdigadas pecas recorren la orografía de su cara, algo arrugada ya a pesar de no superar apenas la treintena. Una barba de dos semanas, a manchas canas, denota su poco interés por el cuidado estético. Como él bien resumiría, las balas no entienden de potingues, perfumes y afeitaditos. Su porte es todavía recto y gallardo. Sus ojos comunican paisajes gélidos a aquel que se los cruza. Grises icebergs que con contundencia (solidez/prepotencia*) navegan a la deriva por el antártico más austral. Es un tipo apuesto y bien parecido pese a todo. Si bien todas lo preferirían tras una buena ducha y un rasurado apurado es evidente que ninguna se resistiría demasiado a ese innegable atractivo animal que desprende.
Pol Pol escupe la ortiga que le ha acompañado durante gran trecho del día. “No es nada personal” masculla al despedirse (desembarazarse*) de ella. Esta anocheciendo y se ha agotado el tiempo de asueto y detenimiento. Acelera el paso al compás de unas espuelas rechinantes. La delgaducha camarera de la decadente cantina le servirá la cena. Y al posadero barrigón del Dorado más le vale haberle reservado su mejor habitación.
Pol Pol está de acuerdo con encarnar al rudo arquetipo de su época. Su vida en comparación con el resto de los mortales que campean por su alrededor es razonablemente buena. Es la compensación que merece su mayor proximidad a una muerte precoz. No llegará a los 45, eso es algo bastante fácil de predecir. Pero él no teme a la muerte ya que jamás se permite pensar en ella. “Un prófugo jamás voltea la vista” esa es la filosofía abreviada de cualquier forajido que se precie.
Amar, amar… Amó sólo una vez. A una pobre y bella pordiosera condenada a peor suerte que él mismo.
Cuando ocurrió, en aquel momento justo, no supo, no pudo protegerla. Pero cómo iba a proteger a nadie un débil criajo que a duras penas lograba valerse por sí mismo, que a duras penas sobrevivía de un día para otro. Por aquel entonces no era más que un elocuente fanfarrón de fácil rendición. Después, ya fue tarde. Y en la desmesurada venganza no halló halo alguno de redención.
Pese a que él jamás dejará de mortificarse por aquello, no fue su culpa, tampoco, podría haber hecho mucho más. Si acaso, lo máximo, escoltarla, bajo tierra, en el nicho de al lado. El mundo es un territorio hostil y el ser humano una bestia despiadada.
CONTINUARÁ...
A pesar de que parezca una presentación bastante completa ni mucho menos lo es. A caso sabríais decirme si es rubio o moreno, alto o bajo, fornido o delgado, cómo se gana la vida con cierta concrección, algo acerca de su familia si es que la tiene… La descripción en sí esta bastante abierta. Ya sabéis, por lo menos, que es un ser atormentado, orgulloso y parco. Sabéis donde cenará y donde dormirá esta noche pero ¿qué demonios hará mañana? Si mis reflexiones no alientan vuestra curiosidad, es normal, muchos antes escribieron sobre personajes parecidos. Y el enigmático por muy seductor que se considere siempre pierde seguidores/fieles por el camino. Es sólo que este caradura descarriado es muy amigo mío, y creo sinceramente que merece una oportunidad. Prometo diálogos hilarantes pa la próxima entrega. Es que como al principio tienes que explicar bastantes cosas se hace un poco aburrido y denso, la verdad. Al menos, esa es mi humilde opinión sobre los inicios de casi todos los libros. Ah! Por cierto en los paréntesis puntillados con un asterisco si me indicáis cual os suena mejor, sería bueno saberlo, es que nunca me acabo de decantar.
Nada más, a pasar con felicidad, cariño y familia está época de engorde. Y a esperar con ansias las rebajas, k uno se ahorra muxo gastando (un poco incongruente, ¿no?), el señor zara tb se frota las manos con ellas. En fin, un carro de abrazos pa tooosss
El caso es que como estoy harto de mi vida voy a hacer un experimento. Os voy a presentar a alguien. Un personaje propio, algo malcarado y anticuado. Quiero comprobar que tal os cae. De momento sólo os lo muestro después ya os contaré acerca de sus hazañas y aventuras. Es, sobre todo, una excusa para obligarme a practicar la tercera persona narrativa que tan poco me gusta (viva la primera, contar las cosas de primera mano, ser el puto protagonista, sentir la brisa emanada de tu propia imaginación).
EL HOMBRE DEL PONCHO
Pol Pol ya no se pregunta qué demonios hace en medio del desierto, se ha acostumbrado a las ventiscas de arena, al aire seco, al calor sofocante, a la mugre y a las liendres con las que comparte su agria sangre. Su cuerpo se ha adaptado a aquellas condiciones extremas mejor que un parásito asesino a un mal huésped. Además domina al dedillo todas las artes que requiere el lugar: sabe ir de tipo duro, sabe como hacer que nadie le tosa, sabe como escupir groseramente, sabe como matar con el leve pestañeo de su mirada, sabe como ahogar cualquier remordimiento, sabe como meterse en las bragas de las damas más refinadas y como pagar el mínimo precio por los servicios de aquellas que no lo son tanto. Su carácter también es perfecto para el contexto padecido, es claro, conciso, no malgasta palabra e infunde respeto allá por donde anda.
Viste básicamente con un poncho marrón polvoriento que jamás, ni en los días más bochornosos (abrasantes*), se quita. Es un recuerdo, pero él jamás contará nada acerca de su procedencia. No hay espacio para blandunguerías (el sentimentalismo*) en el lejano oeste.
Su piel está bronceada, acetrinada a causa de sus asiduos escarceos con el sol. Desperdigadas pecas recorren la orografía de su cara, algo arrugada ya a pesar de no superar apenas la treintena. Una barba de dos semanas, a manchas canas, denota su poco interés por el cuidado estético. Como él bien resumiría, las balas no entienden de potingues, perfumes y afeitaditos. Su porte es todavía recto y gallardo. Sus ojos comunican paisajes gélidos a aquel que se los cruza. Grises icebergs que con contundencia (solidez/prepotencia*) navegan a la deriva por el antártico más austral. Es un tipo apuesto y bien parecido pese a todo. Si bien todas lo preferirían tras una buena ducha y un rasurado apurado es evidente que ninguna se resistiría demasiado a ese innegable atractivo animal que desprende.
Pol Pol escupe la ortiga que le ha acompañado durante gran trecho del día. “No es nada personal” masculla al despedirse (desembarazarse*) de ella. Esta anocheciendo y se ha agotado el tiempo de asueto y detenimiento. Acelera el paso al compás de unas espuelas rechinantes. La delgaducha camarera de la decadente cantina le servirá la cena. Y al posadero barrigón del Dorado más le vale haberle reservado su mejor habitación.
Pol Pol está de acuerdo con encarnar al rudo arquetipo de su época. Su vida en comparación con el resto de los mortales que campean por su alrededor es razonablemente buena. Es la compensación que merece su mayor proximidad a una muerte precoz. No llegará a los 45, eso es algo bastante fácil de predecir. Pero él no teme a la muerte ya que jamás se permite pensar en ella. “Un prófugo jamás voltea la vista” esa es la filosofía abreviada de cualquier forajido que se precie.
Amar, amar… Amó sólo una vez. A una pobre y bella pordiosera condenada a peor suerte que él mismo.
Cuando ocurrió, en aquel momento justo, no supo, no pudo protegerla. Pero cómo iba a proteger a nadie un débil criajo que a duras penas lograba valerse por sí mismo, que a duras penas sobrevivía de un día para otro. Por aquel entonces no era más que un elocuente fanfarrón de fácil rendición. Después, ya fue tarde. Y en la desmesurada venganza no halló halo alguno de redención.
Pese a que él jamás dejará de mortificarse por aquello, no fue su culpa, tampoco, podría haber hecho mucho más. Si acaso, lo máximo, escoltarla, bajo tierra, en el nicho de al lado. El mundo es un territorio hostil y el ser humano una bestia despiadada.
CONTINUARÁ...
A pesar de que parezca una presentación bastante completa ni mucho menos lo es. A caso sabríais decirme si es rubio o moreno, alto o bajo, fornido o delgado, cómo se gana la vida con cierta concrección, algo acerca de su familia si es que la tiene… La descripción en sí esta bastante abierta. Ya sabéis, por lo menos, que es un ser atormentado, orgulloso y parco. Sabéis donde cenará y donde dormirá esta noche pero ¿qué demonios hará mañana? Si mis reflexiones no alientan vuestra curiosidad, es normal, muchos antes escribieron sobre personajes parecidos. Y el enigmático por muy seductor que se considere siempre pierde seguidores/fieles por el camino. Es sólo que este caradura descarriado es muy amigo mío, y creo sinceramente que merece una oportunidad. Prometo diálogos hilarantes pa la próxima entrega. Es que como al principio tienes que explicar bastantes cosas se hace un poco aburrido y denso, la verdad. Al menos, esa es mi humilde opinión sobre los inicios de casi todos los libros. Ah! Por cierto en los paréntesis puntillados con un asterisco si me indicáis cual os suena mejor, sería bueno saberlo, es que nunca me acabo de decantar.
Nada más, a pasar con felicidad, cariño y familia está época de engorde. Y a esperar con ansias las rebajas, k uno se ahorra muxo gastando (un poco incongruente, ¿no?), el señor zara tb se frota las manos con ellas. En fin, un carro de abrazos pa tooosss
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